Opinión

Los fantasmas de Carlos Urzúa en la transición conservadora

Jesús Peraza Menéndez

AMLO dio un giro: pasó de ser repudiado, el blanco de la sorna política mediática, vituperado por las televisoras, y se convirtió en la “tabla de salvación” del quiebre histórico de la crisis profunda del neoliberalismo. En plena campaña, empezó a remendar, pactar, parchar, haciendo alianzas arriba y abajo, con católicos de la jerarquía, con teólogos de la liberación, con Alejandro Solalinde, con las iglesias protestantes evangélicas, no son pocos pero son votos sumados. Se comprometió con sectores empresariales como Alfonso Romo, con sindicatos poderosos, con Elba Esther Gordillo, con Napoleón Gómez Urrutia y con sectores de la CNTE, con salinistas en desgracia como Marcelo Ebrad, el mejor ejemplo. Se acercó a ciudadanos en rebeldía en Mexicali, con movimientos sociales, los electricistas del SME. A unos los visitó personalmente, y a otros les envió mensajes con emisarios creíbles.

La situación permitió un gabinete gatopardo heterogéneo, sin la maquinaria neoliberal, es de transición, de emergencia. Cualquiera podía funcionar si ofrecía alguna capacidad de improvisar en circunstancias críticas con su preparación o experiencia. Se trata de hacer función pública en condiciones de saqueo, de abandono, hacer limpieza de corrupción activa y en resistencia organizada hasta ahora. AMLO concentró en su persona todos los acuerdos, nadie más en una apretada realidad de trampas, amarres jurídicos impuestos por los neoliberales, no se puede hacer justicia con tribunales partidizados clasistas burgueses, enemigos declarados, como el Instituto Nacional Electoral y otros transexenales que ya lo esperaban para boicotear su proyecto reformista liberal y los respeta porque es la ley.

Para salir de donde quedó el neoliberalismo o justificar la continuidad, ése es el dilema, AMLO está “loco”, “solo”, es el mensaje de Carlos Urzúa con los millonarios, coinciden con la izquierda más inteligente, quieren ver el fracaso del liberalismo, como si la inercia sin organización ni dirección política llevara a la revolución, no hay matices AMLO alimenta esta situación con los recortes injustos cuando paga deudas fraudulentas y saca a los trabajadoras y trabajadores de sus empleos, aleja a la izquierda, claro que sepan que no están seguros que ya no espía, pero operan la inteligencia para dar golpes bajos, recorta universidades públicas, salud, educación, arte, cultura, recorta la investigación científica, pero mantiene a la altas burocracias que le ayudan al control político. El juarista liberal no es Lázaro Cárdenas para recuperar por la vía del poder social con los votos lo robado, expropiando lo indispensable, lo público adjudicado a los billonarios, crea unos empleos y paga programas, pero golpea con toda la capacidad del Estado a las resistencias y cede independencia al imperialismo cumpliendo sus mandatos, cuando ni los neoliberales llegaban a estos extremos. Donald Trump está contento de los mexicanos, no con la cacería fascista, incluso parte de la derecha ha expresado repudio a los campos de concentración para niñas y niños. No habrá represión en su sexenio, pero la ejecución sigue con fuerzas encubiertas, infiltradas o abiertamente con ejércitos privados, el acoso al EZLN y a las resistencias en la Montaña de Guerrero, la provocación del Frente Francisco Villa o de Antorcha Campesina.

AMLO es un gobierno legítimo que ganó el convencimiento social, es legal como ninguno desde los fraudes y asesinatos con Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, el panismo salinista y el fraude de FECAL. Todo está bajo control, el peso, la disciplina presupuestaria, la austeridad republicana para los de abajo y pagos millonarios a los de arriba sobre deudas e intereses fraudulentos. Las fuerzas represivas organizadas para detener a la oposición de izquierda con la clase trabajadora que lleve a la práctica sus derechos. Explica así porque las renuncias de la otrora poderosa Secretaría de Hacienda y, antes del director del Seguro Social no cimbra, no tambalea, no cambia, no cae el apoyo a AMLO porque no hay otra opción que “la mañanera”, no hay negocios que no sean los ya emprendidos por los billonarios, mientras él lleva la lenta tarea de descubrir los hilos de la corrupción sin justicia, sin ley, arreglando esta transición que va de las verdades que ya imaginábamos, o que sabíamos, pero que ahora nos canta a la cara y nada, la élite del poder tranquila es intocable, de sus miembros uno derrama azufre, otros no pagan impuestos, otros guardan a los muertos en sus closets. Su abogado acaba de caer preso, es una desgracia personal, el aparato de la impunidad está intacto, lo mantienen el poder real.