Alvaro Cepeda NeriPrólogo Político
I.- La información en El Financiero y en La Jornada (ambas de fecha: 18/VI/19) se refiere a las declaraciones del Ministro-Presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, donde se planteó la necesidad de restaurar la paz social actualmente atrapada en la creciente violencia en todas sus modalidades, empezando por la sangrienta de los homicidios-feminicidios. Reunido con López Obrador y varios de sus secretarios del despacho del Poder Ejecutivo Federal, el Ministro insistió en la obligación de todos los funcionarios de los poderes del Estado en su modalidad de Federación, de acatar y respetar la Constitución y sus leyes reglamentarias cuyo factor común son los derechos y garantías de las personas en sus funciones individuales. La reportera Dennis A. García (La Jornada) publicó su nota sobre ese tema que es una demanda nacional, ya que nada como implantar el acatamiento constitucional para recobrar la paz en todo el territorio. No se detuvo don Arturo Zaldívar en su insistencia de someterse al imperio de la ley constitucional y su restante ordenamiento, para así constituir la tranquilidad que los mexicanos hemos estado reclamando para la convivencia en su máxima seguridad.
II.- El otro tema, asimismo conectado con ese Ministro-Presidente entre queja o no, es que López Obrador le manifestó (como ya es común en las reuniones en lo oscurito con integrantes de los otros dos poderes) que el “teléfono rojo”, es decir, la red telefónica que conectaba con todas las secretarías, diputados federales, senadores y los once ministros de la Superna Corte, ha sido cancelado. Ya no se comunican entre ellos para “recibir línea”. Ahora lo hacen en vivo y en directo. Y que por lo tanto ya “hay división de poderes”. Lo cual es irrelevante. Si actualmente los funcionarios de primer nivel se entrevistan con López Obrador y éste a su vez con ellos, es exactamente lo mismo. Pues en un presidencialismo todopoderoso como el nuestro, como es una tradición desde López de Santa Anna y con mayor acento durante el porfirismo, ha permanecido intacto desde Carranza a Peña Nieto. Lo mismo hoy con AMLO, quien no ha cortado ese cordón umbilical para tener las “riendas en sus manos”, como lo exige el centralismo en el país de un solo hombre.
III.- Ya para entrevistarse con el ahora sí inquilino de Palacio Nacional, con su esposa e hijo, en un departamento dentro de Palacio que se construyó en el sexenio de Calderón, se solicita la cita y se ven cara a cara para llegar a los acuerdos conforme a lo que propone AMLO, quien lleva el control, como en los mejores tiempos del presidencialismo a la mexicana y no se mueve la hoja del árbol sin que lo autorice, pues, es el “señor presidente”. Es la “modernización”, llamada Cuarta Transformación, donde no hay teléfono directo de color rojo para recibir “línea” desde la cabeza del poder Ejecutivo Federal. Y fue, a su vez, el Ministro Presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea –tal es su nombre completo–, quien recibió la noticia de que son mejores las reuniones “cara a cara” y en lo oscurito, que comunicarse telefónicamente.