De obsesión, poder y horror

Jorge Lara Rivera

Siguiendo una fría lógica previsora en su obsesión por exterminar a los kurdos, su Partido de los Trabajadores de Kurdistán y las ramales Unidades de Protección Popular; y al mismo tiempo frenar los remanentes del extremismo llamado “Estado islámico”, el régimen de Recep Tayyip Erdo?an emplazó vehículos pesados en Hatay, provincia sureña turca limítrofe con Siria, donde por otra parte, en el encarnizamiento de los combates entre múltiples facciones enfrentadas de esa nación árabe que en los últimos 8 años ha padecido el bombardeo de 13 países, aeronaves rusas atacaron con misiles Al-Madayin, urbe del Sur en la gobernación de Idlib, último bastión del “Frente Nacional de Liberación Siria” (que, paradójico, cuentan con respaldo logístico de Turquía) para destruir su artillería como represalia por su intento de infiltración en la zona de Latakia, provincia occidental siria donde hay tropas turcas destacadas en un “puesto de observación” en ese país.

Movilización semejante ocurrió en 2007 para atacar en Irak a integrantes del Partido de los Trabajadores de Kurdistán turco; en septiembre de 2014 ante la oleada de refugiados; en agosto de 2017 cuando Turquía envió tanques M60T al área, y luego desplazó tropas de elite a Manbij, amagando con destruir a fuerzas sirias kurdas más allá de la frontera en diciembre tras el “fake” anuncio de retirada norteamericana.

En enero el ejército turco irrumpió en Afrín, urbe siria, para apoyar a los rebeldes del “Ejército Libre Sirio” contra los milicianos kurdos. Este ataque aéreo realizado a solicitud de Ankara –según Moscú– rompe el acuerdo alcanzado con mediación de ambas potencias de una zona desmilitarizada en Idlib (septiembre, 2018) donde opera Al-Nusra (hoy Frente Fath Al-Sham) apoyado por la coalición internacional occidental (Francia, Reino Unido, Alemania, España, países árabes del Golfo Pérsico, etc.) que lidera Estados Unidos, combatiendo al gobierno pero también a grupos terroristas rivales.

Un enfrentamiento directo con Washington, cuando la determinación turca de dotarse del sistema antimisilístico ruso S-400 ha desatado la ira norteamericana que se niega a suministrarle los modernos cazabombarderos F-35 cuando ya pagó 1 mil 400 millones de dólares de acuerdo al contrato respectivo efectuando puntualmente los pagos establecidos. Asimismo, Rusia –aliada del dictador sirio Bashar el Assad– reporta que tropas de su patrocinado recién repelieron usando equipamiento S-400 ataques de la aviación israelí con cohetes que lanzó violando el espacio aéreo de Líbano contra posiciones iraníes en Homs y Damasco, luego de las amenazas de Teherán de que si EEUU atacaba el país persa “a Israel sólo le quedará media hora de vida”.

Así, la guerra intestina de Siria que se creyó concluiría al fin, se complica por la rivalidad ruso/estadounidense, el enfrentamiento iranio/israelí y las fluctuantes alianzas turco/rusa y turco/persa, pero también la cautela ruso/iraní. Consejeros de seguridad nacional de Israel, Estados Unidos y Rusia dejaron claro en su reunión en Jerusalén que la injerencia de las grandes potencias en Siria continuará.

Mientras los militares turcos se posicionan en áreas de Kyrykhan y Hassa en las cercanías de Afrín, poblado sirio al noroeste de Alepo, civiles inocentes siguen muriendo. En tanto, para tratar el tema de Siria, este mes se reunirán los presidentes de Rusia, Irán y Turquía.