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Opinión

Las descalificaciones presidenciales a la CNDH

Alvaro Cepeda Neri

Conjeturas

I.- Todos aquellos que no se alinean con los pronunciamientos presidenciales (la prensa, desde luego) reciben, constantemente, descalificaciones por los actos de contrapoder que ejercen con la mira de que el timón del gobierno federal se mantenga en dirección republicana; es decir, dentro de sus límites constitucionales y fines democráticos. Si no tenemos contrapesos en el Poder legislativo y muy poco en el Poder Judicial, más que nunca las instituciones como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, los Organismos No Gubernamentales, etc., han de asumir la representación de los mexicanos como individuos, personas y ciudadanos integrantes de la sociedad civil y política de la Nación. Es por eso que la CNDH ha estado ejerciendo sus facultades para interponer recomendaciones frente a los abusos del poder presidencial; actualmente, el que más quisiera el camino franco para implementar sus decisiones, lo cual implica usar el amenazante populismo autoritario a diestra y siniestra, atropellando, pues, los derechos humanos e incluso sus respectivas garantías.

II.- Por tal motivo, es indispensable que un órgano como la CNDH impida el avasallamiento de quienes son víctimas de ese abuso del poder presidencial. Por lo que el Consejo Rector de la Federación Iberoamericana del Ombudsman, ha publicado un documento –con razones de sobra– para apoyar a la CNDH de los Estados Unidos Mexicanos (La Jornada: 16/VII/19), y pronunciarse contra los ataques gubernamentales. Suscrito por la Presidenta de la Federación Iberoamericana del Ombudsman, y otros distinguidos defensores de los derechos humanos de Latinoamérica, con el objetivo de criticar “las lamentables descalificaciones desde el Gobierno mexicano... para desacreditar la labor de la CNDH”; convocando al presidencialismo mexicano, para que “actúen de acuerdo a los compromisos internacionales”, adquiridos en materia de derechos humanos. Es un pronunciamiento necesario y bienvenido, para que encendiendo el foco rojo de alto no sigan sucediéndose conductas que desde el poder no consideren que tienen vía libre a invalidar ni desacreditar los pronunciamientos en defensa de los derechos humanos.

III.- Oportunos y racionales son los argumentos contenidos en dicho documento, los que a toda costa y sin concesiones de ninguna especie, deben sumarse a la defensa de los derechos humanos que en nuestro Estado de Derecho la CNDH enarbola. Es imprescindible que se hagan presentes al menor indicio de violación, para mantener al presidencialismo en los límites que nuestra Ley Fundamental señala, a fin de no incurrir en abusos; y, cuando lo haga, instarlo a evitar atropellos a los derechos humanos. Y de insistir en semejante conducta, de inmediato recomendarle que se retracte y repare los daños. Nuestra democracia republicana y nuestra Constitución requieren, para su plena validez y vigencia, que los derechos humanos de todos los mexicanos sean respetados hasta sus últimas consecuencias políticas, sociales, culturales y económicas, con el fin de alcanzar una convivencia pacífica entre gobernados y gobernantes.

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