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Opinión

Encarcelados indígenas sólo por ser indígenas

Alvaro Cepeda Neri

Conjeturas

I.- De entre el infernal listado de maldades del priísmo, en las entidades, en los municipios y en la misma capital del país, no hablar español marcó a miles de mexicanos; sobrevivientes, increíblemente, desde hace más de 500 años. Estos han sido diezmados hasta que a la fecha apenas se puede contar con no más de 10 millones distribuidos por todo el territorio (y, con algunas excepciones, como los yaquis, mientras los tarahumaras siguen viviendo en cuevas; como dato al margen, cuando el cínico de Fox pasó por uno de esos lugares, todavía les hizo la señal de “adiós”). En la selva chiapaneca se han parapetado los del Ejército Zapatista que se alzaron en rebelión desde el sexenio de Salinas. Y siguieron durante el de Zedillo, Fox, Calderón y Peña, e incluso han marcado su distanciamiento con López Obrador, para defender su autonomía y se encuentran en estado de alerta ante los proyectos “modernizadores” de la zona Sur-Suroeste, empezando por el tren-maya y en Tabasco una refinería, por la necedad del huésped del Palacio Nacional sólo por imitar al inimitable Benito Juárez, un Estadista y Estratega Republicano.

II.- En el resto del país esos mexicanos llamados “indígenas” son parte de los nacionales que sobreviven en la denominada informalidad y a los que constantemente están acosando y encarcelando por hablar sus lenguas. Y sufren por el único “delito” de pedir una limosna, vender chucherías y vivir en las calles en la más vil de las miserias. Acaba de ser liberado Alejandro Díaz Sántiz después de permanecer preso durante 20 años. Fue sentenciado a 29 años por ser indígena y por ser integrante de la Agrupación “Solidarios de la Voz de El Amante”, adherentes a la sexta Declaración de la Selva Lacandona. El reportero-corresponsal: Elio Enríquez, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, nos acaba de contar el drama de ese mexicano (La Jornada: 15/VIII/19). Fue acusado sin pruebas y sentenciado a esos años, para apenas ser liberado. Y es que al no tener traductor, no pudo defenderse y lo refundieron en las cárceles de Veracruz y Chiapas.

III.- Así que hubo de aprender español para defenderse, por lo que finalmente pudo ser puesto en libertad. Díaz Sántiz es tzotzil y a los 17 años lo encarcelaron, como acostumbraron durante muchos años los caciques del priísmo. Y ya que el lópezobradorismo hizo “compadres” a los desgobernadores de Chiapas y Oaxaca, Campeche y Veracruz, es hora que no ha intercedido por los mexicanos indígenas presos. Alejandro Díaz Sántiz era entonces activista del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y eso fue suficiente para detenerlo y hundirlo en la cárcel. Ahora, al salir de la prisión expresó: “el mal gobierno” me quitó 20 años de libertad. Por eso es que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional no ha bajado la guardia e insiste en no querer negociar con el lópezobradorismo, porque éste no ha dado muestras de intervenir en favor de los millones de indígenas que andan sobreviviendo por las calles, ante el abandono que vienen arrastrando desde la época de Hernán Cortés, hasta ahora con López Obrador.

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