Ricardo Manuel Wan Moguel1
El 30 de agosto de 1912, Antonio Mimenza envió una carta a Joaquín N. González, director de los Ferrocarriles Unidos de Yucatán (FUY), en la que expresaba que era uno de los dueños de la finca rústica San Antonio Huculá, en el partido de Sotuta, y que estaba construyendo un tranvía de 50 cm de ancho con rieles Decauville para conectar su propiedad con la estación de Hocabá. Lo que pretendía era que su producción de henequén llegara hasta dicho edificio para ser transportada a Mérida con mayor rapidez. No obstante, para terminar de construir la vía, necesitaba que los directivos le dieran autorización para “ocupar por su lado poniente, sesenta y tres metros de terreno de esa empresa con nuestra línea”.2 Lamentablemente no cuento con información de la respuesta de los directivos de FUY, por lo que no es posible saber si la petición de Antonio Mimenza fue autorizada. Empero, la información que he consultado hasta ahora referente al tema sugiere que la compañía concedía permisos y concesiones a particulares para construir este tipo de vía y conectar las fincas y haciendas con las rutas principales de los caminos de hierro.
Además de la correspondencia entre los dueños de las haciendas y los directivos de FUY, algunos mapas elaborados en esa época son una mirilla que te permiten conocer las principales características de las vías Decauville. Cabe mencionar, que este término se utilizó para nombrar un sistema de transporte que nació en Francia en el último cuarto del siglo XIX y su nombre viene de su creador, Paul Decauville3, quien basándose en las necesidades de la industria azucarera del sur de París, utilizó barras de hierro ligeras, las colocó sobre travesaños también de hierro y las ensambló hasta lograr un camino de la longitud que requería su trabajo, al cual le ponía pequeñas góndolas que jalaban mediante tracción animal.4
En México, algunos autores como Juana María Vargas Rangel han sopesado la historia de este medio de transporte y han aportado valiosos datos que nos permiten conocer algunas de sus características en diferentes partes de la República Mexicana. En el caso de Yucatán, se sabe que estas vías fueron de vital importancia durante los siglos XIX y XX, para trasladar el henequén de las haciendas a los ramales principales de las vías férreas. De hecho, el Estado contó con más de 1,000 kilómetros de rieles Decauville5 y en algunas haciendas aún quedan vestigios de lo que fue este medio de transporte.
2 Archivo General del Estado de Yucatán (AGEY) Fondo: Museo de los Ferrocarriles, Sección: Ferrocarriles Unidos de Yucatán, Serie: Gerencia, Caja 440, Exp. 477.
3 “Chemin de fer agricole” Consultado en: http.perso.wanadoo.fr/lavoide60betteraviere/
4 Juana María Vargas Rangel, “Los ferrocarriles portátiles Decauville. Un instrumento de incidencia mundial” En, Mirada Ferroviaria, 2008, p. 48.
5 Juana María Vargas Rangel, “Los ferrocarriles portátiles Decauville. Un instrumento de incidencia mundial” En, Mirada Ferroviaria, 2008, p. 53.