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Opinión

Un nombre que lo dice todo

Ivi May Dzib

Apuntes de un escribidor

La sonrisa de Greta

Greta Thunberg tiene 2.8 millones de seguidores en Twitter, en el 2019 se convirtió en la persona más joven en ser candidata al Premio Nobel de la Paz, había quienes estaban seguros que lo ganaría, aún así Greta es también fue una de las personas más criticadas en las redes sociales, ya que su activismo contra el cambio climático incomoda a muchos, pero no es sólo el tema de protesta lo que enoja a los detractores de Thunberg, sino también el hecho de ser una adolescente.

A los 15 años, el nombre de la joven empezó a ser eco en el mundo cuando lanzó su “huelga en la escuela”, lo que originó el movimiento “Fridays for future”, el cual movilizó a millones de jóvenes en el mundo para ser conscientes de lo que implica el cambio climático. Pero fue en septiembre de 2019, cuando dio un discurso durante la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU, que saltó a la fama y su rostro y discurso se hicieron virales, ya que fue una exposición en la que el tono era fuerte, porque esto lo dijo frente a los líderes mundiales:

“Todo esto está mal. Yo no debería de estar aquí, debería de estar en la escuela del otro lado del océano. Sin embargo, ¿vienen a mí en busca de esperanza? ¡Cómo se atreven! Ustedes se han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras vacías. Y, sin embargo, yo soy una de las afortunadas. La gente está sufriendo, la gente está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el inicio de una extinción masiva y lo único de lo que ustedes pueden hablar es de dinero y de cuentos de hadas sobre crecimiento económico eterno. ¡Cómo se atreven!”

Estas palabras tan necesarias fueron desestimadas no sólo por los representantes de esta debacle climática, como Donald Trump, quien ha hecho lo posible para cortar todos los recursos que apoyen cualquier acción que frene el cambio climático, sino también por mucha gente que se sintió ofendida de que una “niña” viniera a hablarles en ese tono. Y es que hubo quienes se rieron del discurso de Greta y la acusaron de ser una niña privilegiada, no le perdonaron el hecho de que tuviera recursos, financiamiento y tiempo para hacer activismo ambiental, tal parece que el público en general, que se ha rendido ante la debacle a la que nos está llevando el cambio climático, no perdona a quien quiera utilizar su tiempo en hacer una pequeña diferencia, en primera porque consideran que no habrá diferencia y en segunda porque se sienten señalados, de ahí la descalificación y la mofa.

Aunque hay que decir que la actitud infantil ante el discurso de Greta ha puesto en el reflector a muchos, empezando por Donald Trump quien no dejó de acosarla, sobre todo cuando se enteró de que había sido ella la que fue seleccionada por la revista Time como la Persona del Año, lo que lastimó el ego del presidente del país más poderoso, que se preocupa más por estos temas que por lo que está sucediendo a nivel mundial.

He visto cómo las noticias de muchos medios de comunicación que se refieren a Greta Thunberg, lo hacen poniendo fotos de la joven con cara de enojada o una foto en que se nota su furia, o los memes que se mofan de ese rostro iracundo banalizando su discurso “la cara de Greta cuando mira que compras condones en vez de usar tripa de vaca”; esta forma de utilizar su imagen no hace más que desestimar el discurso, porque lo que enoja a los adultos es que sean los niños y los jóvenes quienes tomen la iniciativa, sobre todo porque si algo se tiene claro es que los jóvenes pertenecen a una generación de cristal en la que todo les hace daño.

De ahí que lo primero que se diga es que empiecen por limpiar su cuarto y luego lo hagan con el planeta, hay un odio a la juventud a la que se considera hueca, lo cierto es que enojó mucho que una joven nos haya restregado a la cara que nosotros jodimos el futuro a nuestros hijos y a nuestros nietos, somos incapaces de reconocer nuestra complicidad en la destrucción del planeta y como no somos capaces de culparnos a nosotros mismos, nuestro mejor mecanismo de defensa es burlarnos de Greta y hacerla ver como una chica iracunda y rencorosa que, gracias a sus privilegios, no busca qué hacer. Lo cierto es que también podemos dejar la otra imagen de Greta, una niña que sonríe, porque no se trata de perder el sentido del humor y decir que el problema son los memes, no, el problema es la manera en que representamos a las personas para que formen parte del imaginario.

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