Kenia López Rabadán
El año que inicia viene acompañado de diversos desafíos en materia política, económica, social y legislativa. Sin lugar a dudas el tema que regirá la agenda de nuestro país es el de la inseguridad. Lo anterior, ya que el 2019 fue uno de los años más violentos de los que se tengan registro. Tendremos que esperar las cifras oficiales relativas al mes de diciembre para poder conocer si fue el año más violento en la historia de nuestro país.
El 2020 es clave para demostrar si la estrategia de seguridad emprendida por el Gobierno Federal es correcta o si ha servido únicamente para agudizar la violencia y crisis de los derechos humanos que atraviesa nuestro país. No es un secreto que la incidencia delictiva se encuentra en aumento y que delitos como el feminicidio, la trata de personas, el homicidio doloso y la extorsión están fuera de control.
En lo político, el presente año nos va a dar también de qué hablar, ya que si bien es cierto que únicamente habrán elecciones en Coahuila, se renueva su Congreso local, y en Hidalgo, se renuevan sus ayuntamientos, también es cierto que en el mes de septiembre se da inicio al proceso electoral del año 2021, en el que se renovarán por lo menos catorce gubernaturas (habrá que esperar la resolución de la Suprema Corte para saber si se renueva Baja California), la Cámara de Diputados Federal y diversos cargos públicos en las treinta y dos entidades federativas.
El reto para la oposición no es menor, el trabajo que realice en el 2020 se verá reflejado en las elecciones del 2021. La unidad, el acercamiento con la sociedad civil y una forma efectiva de comunicación serán los elementos claves para presentar candidaturas y propuestas que logren convencer a la ciudadanía. Reinventarse no es una opción, es una obligación para los que buscamos consolidar la democracia en contra de un régimen con visos de autoritarismo, al que no le gusta la libertad de expresión, la transparencia, las licitaciones públicas, la autonomía de las instituciones, el Estado laico y que lleva a la práctica –de forma magnífica– la famosa frase “que todo cambie para que todo siga igual”.
En lo legislativo se tendrán que discutir y analizar diversos ordenamientos jurídicos, tal y como lo son las leyes secundarias de la reforma constitucional de paridad, la regulación del outsourcing, la Ley de Amnistía, la regulación del cannabis, entre muchas otras. En dichas discusiones se necesita –de igual manera– la unidad de los grupos parlamentarios de Acción Nacional, Revolucionario Institucional, Movimiento Ciudadano y de la Revolución Democrática, para que –como bloque opositor– logren que la voz y visión de todos encuentren eco en dichos documentos.
En resumen, tenemos un año interesante, de gran relevancia y que podría ser el que defina el rumbo que tomará la presente administración durante todo el sexenio.
Un mejor México a través de un verdadero cambio aún es posible, sin embargo, es necesario que suceda algo que parece inviable, es decir, autocrítica por parte del Poder Ejecutivo Federal y voluntad para no seguir dividiendo a los mexicanos.