Mauricio Meschoulam
En diciembre, Pompeo advirtió que cualquier ataque “iraní” contra personal estadounidense acarrearía una “respuesta decisiva”. Esa línea fue cruzada cuando una de las milicias chiítas iraquíes, armadas, entrenadas y financiadas por Irán, lanzó 30 misiles contra una base militar que alojaba personal de Washington. Un contratista estadounidense perdió la vida y varios soldados fueron heridos. EU respondió mediante una serie de ataques que terminaron con la vida de 25 miembros de esa milicia chiíta. Luego, cientos de iraquíes miembros de esas milicias protestaron e irrumpieron en el complejo de la embajada de EU en Bagdad y Washington tuvo que evacuar a su embajador. Unas horas después Washington lanzó un ataque que terminó con la vida de quien probablemente era el segundo hombre más poderoso en Irán, Qasem Soleimani.
1. Esos hechos no pueden entenderse fuera de una espiral ascendente y de una dinámica conflictiva detonada por el propio Trump en mayo del 2018 cuando abandonó el pacto nuclear con Irán.
2. Desde entonces, Washington ha ido reactivando e intensificando las sanciones contra Teherán, lo que ha colapsado a su economía. A partir de ello, Irán primero decidió dar tiempo a los otros firmantes del acuerdo para que intentaran suavizar la posición de Washington y/o mitigar el impacto de las sanciones. Estos pasos iniciales fracasaron rotundamente. En 2019 Irán escaló sus respuestas por dos vías: (a) violaciones intencionales al pacto nuclear, implementadas de manera escalonada; y (b) presionar a los aliados de EU mediante el acoso al tránsito de petróleo a través del Golfo Pérsico.
3. La milicia chiíta iraquí que fue atacada por EU, es una de las armadas, entrenadas y financiadas por las Guardias Revolucionarias de Irán, responden al mando de Teherán y forman parte de los instrumentos de influencia iraní en Irak y Siria. Este tipo de influencia era, precisamente, orquestada por Soleimani, responsable de las brigadas Al Quds, el cuerpo élite de las Guardias Revolucionarias. Armar, preparar, entrenar y dirigir a estas milicias en varios sitios de Medio Oriente era parte de su función, por lo que cualquier ataque perpetrado por éstas, pasaba por su aprobación o iniciativa directa.
4. Aún así, Trump había mostrado ya varias veces su indisposición a entrar a una guerra, lo que había otorgado cierto margen de maniobra a Teherán para ir probando distintos niveles de fuerza contra EU o sus aliados.
5. Durante los últimos meses, las milicias chiítas iraquíes bajo instrucciones de Soleimani, estuvieron lanzando misiles cerca de bases que alojan a personal estadounidense. Así que además de una intención meramente operativa, como lo es la prevención de ataques contra objetivos estadounidenses que, según se indica, se sabe que Soleimani estaba preparando, la impactante respuesta por parte de Washington al asesinar a ese general iraní, buscó comunicar que Trump quizás podrá titubear si atacan a sus aliados, pero no si atacan directamente a EU. Esto cambia la lógica completa bajo la cual Irán estaba operando.
6. Es por ello que Irán probablemente preferirá no arrastrar el conflicto hacia su propio territorio y usará estrategias como ciberataques, sabotaje, atentados, envío de misiles o drones contra EU o sus aliados en la región, entre otras similares.
Trump está siendo efecto de su propia trampa. Fue él quien detonó la espiral que hoy le está arrastrando al lugar al que no quería llegar. Sus estrategias de presión máxima, a veces activan dinámicas conflictivas que, como vemos, se pueden salir de todas las manos.
Twitter: @maurimm