Hace dos años Andrés Manuel López Obrador protestó guardar la Constitución ante el Congreso de la Unión como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, poniéndole la banda presidencial el diputado Porfirio Muñoz Ledo, al haber ganado la elección presidencial con más de 30 millones de votos.
Por el aniversario que se conmemora conviene pincelar algunas reflexiones sobre estos dos años de gobierno, es decir ya transcurrió un tercio del mandato presidencial. Hay pasos importantes referentes a un cambio de ciertas costumbres que se encontraban arraigadas, consistentes en lo que podría advertirse un abuso en la forma de hacer la política. Convirtiéndose en un modo de realizarla donde sobresalía la corrupción y los privilegios.
En efecto, dentro de los logros del actual Presidente es plantar las bases para esa transformación, esta inercia para algunos ha sido negativa pues ya no viven del presupuesto de los mexicanos, como lo hacían de manera ilegal e ilegítima, por ello han sido un obstáculo, pero todavía existen algunos quistes incrustados que incluso en esta administración se resisten y se convierten en un lastre, actualizándose una tarea titánica.
Por ello hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó una Guía de Ética para la Transformación de México. Esta transformación planteada tiene que ver con el espíritu de la Constitución sobre la concepción del Ciudadano Republicano.
Para ser ciudadano de nuestra República también es necesario ser mayor de edad, y algo que seguramente te sorprenderá: ser honesto. Estos requisitos aparecen en el artículo 34 de la Constitución, y los transcribo a continuación por su importancia, sobre todo para la reflexión posterior:
“Son ciudadanos de la República los varones y mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años y tener un modo honesto de vivir2.
Hablemos, del segundo de los requisitos mencionados para ser ciudadano. Lo qué significa tener un “modo honesto de vivir” es materia de polémica. Al respecto, el doctor Ignacio Burgoa Orihuela, quien fuera catedrático emérito de la UNAM, nos dejó su punto de vista como legado:
“La honestidad es una condición sine qua non para tener dicha calidad. Ahora bien, tal virtud debe estar presente en toda la vida del ciudadano. No es, en consecuencia, un mero requisito que se satisfaga ocasionalmente. […] El que se aparta de ella deja de ser honesto y se convierte en corrupto”.
Del texto constitucional también podemos inferir a priori que los individuos dedicados a actividades ilícitas como pornografía infantil, piratería, terrorismo, secuestro, huachicol, narcotráfico, entre otras, así como los funcionarios públicos deshonestos, no serían ciudadanos mexicanos en términos de la letra del texto constitucional. Cambiar o transformar esta situación y, sobre todo, encontrar los medios para hacerlo es muy necesario. Removamos los obstáculos por el bien de México.
@UlrichRichterM
Por Ulrich Richter