Opinión

El triunfo de la ciencia sobre el oscurantismo

Por Esto!

Hace 51 años el pequeño Ugur Sahin emigró de su natal Turquía a Alemania para reunirse con su padre. Nadie podía imaginar que cinco décadas después ese niño cambiaría la historia al inventar junto con su esposa, la doctora Ozlem Tureci, la primera vacuna contra el virus causante del Covid-19.

El matrimonio Sahin-Tureci dirige la empresa BioNTech donde desarrollan terapias inmunológicas para pacientes con cáncer y otras enfermedades. Esta empresa, en alianza con la farmacéutica Pfizer, fabrica y distribuye millones de dosis de su vacuna al mundo, luego de convertirse en la primera opción aprobada por las autoridades de salud para combatir el nuevo coronavirus. Ahora otra farmacéutica, Moderna, ofrece la segunda vacuna que usa la misma tecnología que BioNTech.

¡Bienvenidos al futuro! Estas vacunas con tecnología mRNA destinan una proteína distribuida en el torrente sanguíneo que lleva un mensaje a las células que instruye a desarrollar anticuerpos si un patógeno determinado invade el organismo. El milagro médico no produce reacciones violentas del sistema inmune y ofrece una mejor protección que los tratamientos convencionales.

Una vacuna tradicional tarda al menos cinco años para llegar al público, en vista de que usa una versión debilitada del virus que debe ser cultivada en inmensas cantidades retrasando su producción. Por el contrario, las vacunas mRNA comenzaron a ser elaboradas en enero pasado y hoy, once meses después, se aplican a millones de personas. Un logro extraordinario, en un tiempo récord. Los científicos e investigadores que trabajaron incansablemente para darnos un arma que nos proteja de la pandemia merecen un gran reconocimiento.

La otra cara de la moneda, la del oscurantismo, son los gobernantes demagogos que han minimizado la severidad de la pandemia, los funcionarios y representantes electos comparsa de populistas que menospreciaron las medidas de prevención. En contraste, los héroes que están sacando a la humanidad de la miseria y la tragedia de la pandemia, son científicos, médicos, enfermeras y otros ángeles que se sacrifican aún por aquellos que desafían la razón, las medidas de salud, la decencia y que, por lo tanto, no merecen consideraciones. La pandemia que transformó nuestras dinámicas, paralizó la economía y arrebató al menos 1.7 millones de seres humanos será derrotada por las vacunas salvadoras. En el 2021 nos va a ir mucho mejor.

 

Por: Antonio Rosas-Landa