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Reaprehenden a Felipe “N” “El Cepillo” involucrado en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa 

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Opinión

Jorge Lara Rivera

La sombría advertencia de la Organización Mundial de la Salud para que la humanidad se apreste a encarar una pandemia con la gripe de Wuham coincide con el nerviosismo de las bolsas de valores del planeta. No es para menos. Dado el celerísimo ritmo de contagio del coronavirus y su letal potencia, no obstante que se estima que el vector es de menor alcance que el de la Influenza misma, ya cimbró las rutinas del mundo en cuanto a alimentación (la prohibición total temporal del consumo de especies salvajes en China), viajes, producción y diplomacia de lugares remotos al brote inicial; cuando la mayor parte de la comunidad internacional podría quedar inerme ante la emergencia ya que no cuenta con infraestructura de salud suficiente y está muy lejos de contar con los recursos de las grandes potencias del 1er. mundo.

El que las autoridades de la poderosa República Popular China –el presidente Xi Jinping incluido– acepten que se enfrentan al mayor desafío en salubridad desde su fundación en 1949 resulta inaudito e insólito, dada la tradicional reserva que ese país guarda respecto a sus asuntos domésticos. También contribuyen al desasosiego las peculiares características que el salto del virus a la especie conlleva, al punto que su mutación despierta suspicacias acerca de si en realidad es natural o se trata del efecto de una “falla de seguridad” en los laboratorios de armas bacteriológicas de China (ya se ha documentado un “accidente” previo en el gigante asiático; pero igual en Alemania en un centro de investigación de vacunas contra el temible y mortífero Ebola).

El que su tratamiento efectivo incluya medicamentos retrovirales (el Interferón Alpha de la farmacéutica cubana) usados en tratamiento de VIH, hepatitis B y C, y Papilomatosis respiratoria; y fármacos eficaces contra la gripe (como el Theraflu) hace maliciar que pudo haber alguna modificación de ingeniería genética para su diseño. Todas esas conjeturas y el hecho de que 43 países reporten ya casos positivos (Brasil es el primero de Latinoamérica, Argelia en noráfrica) resulta perturbadoramente inquietante; sobre todo cuando lugares del mundo clave (9 regiones de Italia, incluida Venecia) para el turismo –las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera por la aviación mundial han bajado 10%–, las finanzas (Hong Kong) y para la producción y tránsito del petróleo y sus derivados (como el Medio Oriente –tal Irán cuyo viceministro de Salud Iraj Harirchi admitió hace un par de días en público haber contraído el padecimiento, mientras que aliados como Irak y vecinos, Kuwait y los países del Golfo Pérsico entre éstos, le cierran sus fronteras por tratarse del 2º país afectado con más decesos –por encima de Sudcorea e Italia– al grado que la OMS envíe una misión médica para asesorarlo y sólo tras ofrecer total transparencia en la información de la epidemia que por otro lado afecta la legitimación en las urnas del régimen teocrático. Aunque ciudadanos chinos reportan la discriminación que padecen en diversos países del Orbe, también se entiende el recelo ante los estornudos y fluido nasal, pues las muertes ya se acercan a 3 mil y los contagios a los 80 mil.

Por otra parte, el impacto en la economía mundial sigue una concomitancia como la reducción de importaciones del mercado internacional de petróleo debido a la desaceleración de la planta productiva china notoria 3 semanas luego del alto por las festividades por el Año Nuevo Chino, que dificulta volver al frenético ritmo productivo anterior (incluso las emisiones de dióxido de carbono de ese segundo gigante contaminante han descendido 25%) ; pero es igualmente previsible en Corea del Sur (el mayor epifoco en contagio de la enfermedad fuera de China), Japón (donde los próximos Juegos Olímpicos empiezan a verse amenazados) y Taiwán, grandes consumidores de crudo. Eso sin contar Hong Kong, donde el siguiente impacto colateral del Covid-19 tras acentuar la recesión en el enclave financiero, se da en la política donde ha contribuido a pacificarla. Los grupos opositores universitarios afrontan el 8º mes de sus protestas diezmados, más que por el asedio policiaco, por la cuarentena causada ante el temor al contagio.

En la isla casi se echan en falta las detenciones violentas a manifestantes, la quema de banderas chinas y la práctica generalizada del “Muro Lennon” (un sistema de grafiteo y propaganda clandestina urbana), así como las desproporcionadas solicitudes a Estados Unidos de intercesión ante Pekín, y la inaceptable exhumación de antiguas banderas de la época colonial británica en las manifestaciones en abierto desafío y rechazo a la autoridad de China continental.

Y sin embargo, no es seguro que ello reporte alivio a Carrie Lam, la gobernante local de la isla. Llegada al poder tras la llamada “Revolución de los paraguas” (o “Primavera asiática”) en 2004, el movimiento de 72 días en reclamo del derecho al sufragio universal, debido a sus dotes conciliadoras vio erosionada su imagen y cuestionado el ejercicio de su autoridad por el uso abusivo de la fuerza por parte de la policía hongkonés, el recorte de libertades a los habitantes de ese enclave financiero e industrial y su ya retirada pero increíble sumisión ante el continente al proponer extraditar a ciudadanos de Hong Kong a la China continental. Ahora tiene que lidiar con un enemigo más feroz y escurridizo. Bien se ha dicho que nada es seguro, el azar dispone y “suerte” es el apodo de Dios.

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