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Opinión

Palabras Tendenciosas

Ivi May Dzib

I

Durante estas semanas ha habido una serie de críticas contra el presidente Andrés Manuel López Obrador por su postura referente a “Un día sin nosotras”, el paro al que se convocó para el 9 de marzo y en el cual se quiere evidenciar, a través de un simulacro, lo que sucedería si desaparecieran las mujeres por un día. La importancia del acto radica en protestar a través de la acción contra la ola de violencia que pesa contra las mujeres y niñas del país, la cual se refleja en los feminicidios que día a día se documentan con la complicidad del poder Judicial. Feminicidios con una saña y odio desmedidos. Las palabras de AMLO, cuando dijo que detrás del movimiento se encuentran grupos de derecha que buscan desestabilizar su gobierno, provocó un repudio justificado para muchas mujeres, pero también la oportunidad de muchos medios de comunicación, grupos y personas interesadas de que a este gobierno le vaya mal, para desviar el discurso, de tal manera que hiciera ver a AMLO como un “despreciable sujeto” con un discurso patriarcal, al que le interesa más la rifa de un avión que poner un alto a la violencia.

En Yucatán, se dieron a conocer dos noticias que me parecieron suficientes para dimensionar la perversidad del gobierno estatal. La primera fue el pronunciamiento de la Secretaría de Gobierno respecto al 9 de marzo y el anuncio de la cancelación de clases en los niveles de educación básica, convirtiendo la iniciativa “Un día sin nosotras” en “Un día sin nosotras ni nosotros”. La otra fue la denuncia de mujeres policías contra altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública, en la que se acusa a la institución de acosar y violentar a las mujeres que ahí trabajan. Fue una denuncia con nombres y apellidos, y una descripción detallada del abuso sistemático, en que para que ellas puedan trabajar de manera tranquila se les pide “favores sexuales”, además de que se expone que lo anterior es del conocimiento de la esposa del Secretario y que aún así, sigue sin pasar nada y lo más seguro es que todo quede impune.

Ambas cosas debieron causar indignación, al menos para quienes aquí vivimos, pero toda la indignación estaba volcada hacia la fecha que se había elegido para iniciar a vender los cachitos de lotería del avión presidencial, el 9 de marzo. Esto me hace pensar que nos es ajena nuestra realidad inmediata y preferimos enfocarnos en la figura de AMLO que en lo que sucede en casa, o que la información que uno utiliza para “leer” la realidad política o está fragmentada o es seleccionada de manera consciente para justificar una aversión al gobierno federal que poco tiene que ver con un sentido de justicia, omitiendo de manera facciosa problemas sumamente graves que deberían de estar en nuestra agenda de quejas.

Creo que hemos llegado al punto de vivir a flor de piel la vida del país y que, en vez de hacer un análisis profundo del momento, nos desbordamos en insultos y descalificaciones, ya que estamos enardecidos porque Loret de Mola dijo que AMLO dijo o porque una opinión es más importante para nosotros que algunos hechos. Hubo dos hechos en Yucatán que muchos pasaron por alto o lo vieron. como algo “normal”: que mujeres policías denuncien a altos mandos de la secretaría es algo por lo que se tendría que gritar, endurecer y protestar, o que el gobierno del Estado no entienda por qué se protesta ni el sentido del 9 de marzo como que también indigna, pero que en los muros de muchas personas esto ocupe un espacio nulo, nos habla también del nivel de indiferencia y de que algunas quejas en el fondo, son por otra cosa.

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