Paola Félix Díaz
A las mexicanas y mexicanos: El mundo, ante el aumento exponencial del Covid-19, atraviesa por una situación sin precedente en la historia moderna, cuyas consecuencias sanitarias, económicas, sociales, culturales y psicoemocionales estarán presentes durante varios años.
Sin lugar a duda, nuestras estructuras de pensamiento se modificarán en la medida que encontremos nuevos y mejores paradigmas que nos permitan realizar los ajustes creativos esenciales para dar continuidad a los proyectos individuales y colectivos que nos hemos planteado, o bien, reconstruirlos en función de las necesidades existentes.
Es importante mencionar que mayoritariamente cada mexicana y mexicano está haciendo “algo” desde sus propias posibilidades para enfrentar el desafío.
Existen héroes y heroínas anónimos que salen de sus casas, por ejemplo, para trabajar en las instituciones de salud, tanto en el área médica y administrativa como de servicios; los supermercados; las instituciones bancarias; los mercados establecidos y ambulantes; los servicios de limpia; el campo y la ganadería; la manufactura de equipo médico; las farmacias; la industria alimentaria; los pequeños comercios; las panaderías; la distribución de productos a domicilio; el correo, mensajerías y paqueterías; los medios de comunicación; la administración pública; el suministro de electricidad, agua, gas, gasolinas y combustibles; así como en las labores que llevan a cabo el Ejército, la Marina, la Guardia Nacional, las corporaciones policiales federales, estatales y municipales y los cuerpos de bomberos, todas ellas actividades que resultan prioritarias, esenciales, insustituibles e impostergables.
Desde luego que existe otro grupo de compatriotas que ejecuta acciones desde las trincheras de la iniciativa privada, las organizaciones civiles o a título individual, las cuales han sido de gran relevancia durante este tiempo. En cada rincón del país existe siempre una cadena de manos amigas y almas nobles que están dispuestas a dar y hacer para beneficiar a otros: regalan comida, donan equipo médico, instalan comedores y albergues comunitarios, difunden información preventiva, apoyan a los pequeños establecimientos comerciales.
Por otro lado, se ha instrumentado un cúmulo de acciones públicas emprendidas en los tres niveles y Poderes de gobierno en beneficio de quienes más lo necesitan: créditos, medidas fiscales, apoyos económicos y alimentarios, reconversión hospitalaria, subsidios, comunicación e información diaria, monitoreo y atención telefónica.
Mientras lo anterior sucede, muchas personas laboran desde sus casas para que los sectores públicos, privados y sociales continúen funcionando, y otras más se aseguran de que los miembros de la familia permanezcan en buen resguardo y realizan variados esfuerzos para proporcionarles bienestar. La “curva” la aplanamos todas y todos.
Desde este espacio, hoy quiero decir gracias, gracias a quienes tienen que salir de casa y ponen en riesgo su salud y su vida, gracias a quienes se quedan en casa y contribuyen a evitar la propagación del virus, gracias porque, a pesar de la adversidad, México se mueve, y ello hace posible la transformación profunda que anhelamos.