Opinión

Pese a la pandemia, los migrantes apoyan a sus familiares de México

Francisco Javier Pizarro ChávezReflexiones en Voz Alta

 

No cabe la menor duda que la familia es el núcleo de toda sociedad. De ello da cuenta el apoyo solidario, sin precedente alguno, que los migrantes mexicanos radicados en Estados Unidos aportaron a sus familiares y a su país el enviarles en el mes de marzo una remesa de 4 mil 600 millones de dólares, lo que dejó sorprendidos a los agoreros del desastre, que daban por hecho que las remesas iban a decaer drásticamente a consecuencia de la pérdida de millones de empleos en Estados Unidos.

“Este dato sí sorprende. Cuando todo anticipaba una caída importante de las remesas, resultó que crecen muchísimo y alcanza máximos históricos”, dijo el subgobernador del Banco de México.

Y no solo él quedó sorprendido. También el Grupo Financiero Monex, el cual destacó que “en los últimos 12 meses el flujo de remesas asciende a 37 mil 486.76 millones de dólares, también nuevo récord histórico, un avance del 35.8%, que es la tasa más elevada desde diciembre de 2003 y que desvía la tendencia de declive en la actividad económica de México”.

El monto promedio por remesa que envió cada trabajador a su familia, subió un 9% al pasar de 315 a 343 dólares, que, traducido a pesos, es una cantidad significativa pues el tipo de cambio subió a 25 pesos, lo que aumentó el valor de los dólares mandados.

El grueso de las remesas enviadas de Estados Unidos, vienen de California, Texas, Florida, Arizona e Illinois, estados donde se concentra el 64% de la población latina.

Los Estados de México que reciben el mayor porcentaje de las remesas son: Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Estado de México, Oaxaca, Cd. de México y Guerrero, en ese orden.

Cabe señalar que durante el trimestre de las remesas a que hemos hecho referencia, fueron deportados de Estados Unidos 57 mil 475 inmigrantes mexicanos por la frontera de Tamaulipas, Sonora, Baja California, Chihuahua y Coahuila; que 661 compatriotas han muerto por coronavirus en varias ciudades de Norteamérica, el 90 por ciento de ellos en Nueva York, que millones de mexicanos de la comunidad migrante esparcidos en toda la Unión Americana, corren grave riesgo, ya que no fueron incluidos en la asistencia financiera federal.

Pese a ello, las remesas no sólo no decayeron, sino que se incrementaron lo que es una muestra inequívoca de la templanza y valentía de nuestros connacionales los que, en plena crisis sanitaria y económica, no se doblegaron ni dejaron de atender a sus familiares en México.

Evidentemente el flujo de deportaciones de los migrantes mexicanos va a continuar en los próximos meses con el sofisma de “eliminar riesgos ante la expansión del coronavirus”, según lo han declarado funcionarios estadounidenses.

Lo único que podría atenuar el éxodo de los trabajadores mexicanos, es que se reactive la actividad productiva en Estados Unidos, particularmente en lo que se refiere a la siembra y cultivo de verduras, granos y frutas que dependen de la fuerza laboral de mexicanos y centroamericanos.

Donald Trump está ansioso de reactivar la economía y, está consciente de que la producción agropecuaria se vendría abajo si deporta a los trabajadores latinos, si no se reactiva en México las industrias maquiladoras que dan sustento a las grandes corporaciones norteamericanas de la industria automotriz y aeronáutica que dependen de Baja California y Chihuahua, lo que México debe usar como ariete para negociar con Estados Unidos.

Es prioritario que el presidente de la República y los gobernadores de las entidades fronterizas con Norteamérica lleguen a un acuerdo con el inefable Trump, en defensa de los connacionales que son un sustento clave para el intercambio comercial aprobado en el Tratado comercial suscrito con Estados Unidos y Canadá, el cual se anunció se pondrá en marcha en julio de este año.

Reitero una vez más que la familia es el núcleo de toda sociedad, pues como bien lo dice el columnista del periódico La Jornada, Enrique Galván Ochoa, “aunque las familias se separan por la necesidad de algunos de sus integrantes de conseguir un mejor trabajo, el que se va no abandona a los que se quedan”.