Opinión

¿Por qué no se aplana nuestra curva epidémica?

Emilio Rabasa Gamboa*

 

Cuatro meses del COVID-19 en México y 170,485 casos confirmados, 20,349 mexicanas y mexicanos muertos, y un crecimiento diario del 3% (conferencia vespertina, junio-19). Lejos de aplanarse (descender verticalmente), la curva epidémica está en constante y rápido ascenso. ¿Por qué?

El Institute of Complex Systems Inc. (Cambridge, Ma, EUA) que preside el profesor Yaneer Bar-Yam (Doctor en Física por MIT y académico de Biología Molecular y Celular de Harvard), confirma lo anterior en un análisis de curvas epidémicas de 131 países clasificados en 3 categorías: 44 que están ganando la batalla al COVID con curvas planas, otros 17 con curvas semi-planas, y 70 que “necesitan tomar acciones” para aplanar la curva, entre los que están Afganistán, Argentina, Bangladesh, Bolivia, Chile, EU, Egipto, Guatemala, India y México. Este grupo tiene curvas ascendentes, en su gran mayoría con picos altibajos salvo Sudáfrica, Nepal, India, Etiopía, Bangladesh y México. En éstos, la curva epidémica es de permanente ascenso (https:////www.endcoronavirus.org/countries). Esto confirma lo señalado por el diputado de Morena, Porfirio Muñoz Ledo: “La pandemia no se ha domado” (El Universal /jun 17/ p. A5).

¿Por qué?, ¿por qué el esfuerzo de gobierno y sociedad no se traduce en una tendencia hacia el aplanamiento de la curva, y lejos de ello se mantiene en constante ascenso, incluso con los pronósticos del acme (cumbre) rebasados en varias entidades federativas (vespertina del 17 de junio)?

Aquí un intento de explicación con bases científicas:

1.-Control de asintomáticos

La Dra. Laurie Ann Ximénez-Fyvie, titular del Laboratorio de Genética Molecular de la UNAM, sostiene (la entrevista con Ramsés Yúnez) que el control masivo de la propagación del virus con la jornada de la sana distancia sirvió para la mitigación, pero fue insuficiente. Es indispensable complementarla con el control selectivo a base de pruebas, a fin de romper la cadena de transmisión del virus, que generan los asintomáticos y sospechosos. El control asintomático es clave para detener la epidemia. El enfermo sintomático está en casa o el hospital, pero el asintomático, que no se sabe portador del virus, anda por todas partes contagiando, cuando debe estar aislado en cuarentena. Por eso son muy importantes las pruebas.

De ahí la acertada decisión de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, de hacer pruebas para el control selectivo, con brigadistas en las alcaldías de mayor índice de contagios en búsqueda de asintomáticos. Es urgente generalizarlo a todo el país.

2.-El cubrebocas

El Premio Nobel de Química, Dr. Mario Molina, demuestra (revista científica Proceedings in the National Academy of Sciences-junio 11), que gracias al cubrebocas Italia abatió contagios en 78 mil casos del 6 de abril al 9 de mayo, y en NY del 17 de abril al 9 de mayo se abatieron en 66 mil casos. Molina concluye que el cubrebocas es in-dis-pen-sa-ble para reducir significativamente las infecciones por vía aérea, los llamados “aerosoles”. En consonancia con esto, Harvard publicó un estudio en el que demuestra una estrecha correlación entre el smog y la mortalidad por coronavirus (ecobnb.com/blog/2020/ 04/smog-covid/).

3.-Predisposición al virus

En el Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, el Dr. Carlos Aguilar (Instituto Nacional de Nutrición) y otros médicos, demuestran que la diabetes y obesidad, altísimos factores de riesgo letal por el COVID-19, se potencializan aún más por el factor genético en los mexicanos de predisposición a estos padecimientos. Impostergable enfrentarlos.

Si queremos invertir el ascenso de la curva, hay que ajustar la estrategia, pues de acuerdo con Einstein: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. A México le urge el ajuste; ¡se trata de familias deshechas! La estadística no aminora ese intenso dolor humano que están padeciendo miles de mexicanas y mexicanos.

*Docente-investigador de la UNAM