Por Alberto Aziz Nassif *
Cada vez que hay una salida del gabinete de AMLO o alguna crítica interna a la 4T, algo cruje en las estructuras del gobierno. La última es la del –todavía– secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Víctor Manuel Toledo. La filtración de una reunión en donde el secretario hizo referencias a las luchas por el poder, se leyó como la antesala de su salida del gobierno. El propio presidente de la República aclaró que en su gobierno se permiten las discrepancias, hay libertad y no pensamiento único, como en el gobierno de Juárez, donde recordó que las soluciones eran con apretones de mano o de pescuezo.
Sería imposible que no hubiera diferencias dentro del gobierno y Toledo lo dejó muy claro: apuntó hacia la pugna entre dos proyectos para el agro, uno con transgénicos y herbicidas (glifosato) y otro ecologista y protector del medio ambiente. También señaló que la Semarnat se ha visto presionada no sólo por los agro negocios, sino también por la minería y por empresas que utilizan enormes cantidades de agua, como las cerveceras. Es un mundo de intereses en donde se juegan definiciones claves de la 4T.
La pretendida armonización –que AMLO dice practicar– muchas veces no alcanza para conciliar intereses y entonces revientan los funcionarios. Las luchas internas de poder han quedado marcadas desde las primeras renuncias. Así fue con Germán Martínez, que renunció molesto por los controles de hacienda; igual pasó con Carlos Urzúa, que salió por desacuerdos y por la imposición de personal en sus áreas. Algo similar, pero con más tersura, fue la salida de Jiménez Espriú por no compartir con AMLO que la vigilancia y administración de los puertos pasara a manos de la Secretaría de Marina. Se cuentan ya doce renuncias a secretarías, subsecretarías y organismos gubernamentales (El Universal, 23/07/2020).
Estos rompimientos expresan críticas válidas, en la mayoría de los casos, y desacuerdos con decisiones y políticas que ha tomado la 4T. Llama la atención que varios desacuerdos importantes apuntan hacia núcleos de poder como el que tiene el jefe de la oficina de la presidencia, Alfonso Romo. Tanto la salida de Urzúa y la crítica de Toledo se orientan en la misma dirección. Estas pugnas expresan diferencias de proyectos en donde grandes intereses económicos tratan de torcerle el pescuezo a las propuestas sociales y ambientales. Esta perspectiva resulta muy distinta a la que se tiene en la representación empresarial, en donde parece que la 4T es enemiga de esos sectores. Sin embargo, se ve que las luchas entre política y economía, esa relación que AMLO quiere separar, trasminan dentro del gobierno parar tejer alianzas y oposiciones. Los apretones de manos en el gabinete no evitan el juego rudo, es decir, las filtraciones, el salto de trámites y las grillas de pasillo. Toledo señaló con nombres las alianzas que están en contra de la agenda ambiental, en donde aparecen Nahle, Villalobos y Romo.
Difícil panorama tiene por delante AMLO porque sus decisiones benefician a unos y perjudican a otros, e independientemente de las personas, representan proyectos y posibilidades de sacar adelante una política pública progresista con perspectiva ambiental o una de corte pragmático más acorde con los negocios agrícolas o mineros.
Pronto sabremos quién gana más espacio dentro de las contradicciones de la 4T. Veremos si AMLO sigue con apretones de mano o de pescuezos, en su confrontado equipo…
Twitter: @AzizNassif
*Investigador del CIESASa