Opinión

La ultraderecha en el Zócalo

Por Alberto Aziz Nassif

En su versión más burda, como una caricatura grotesca, con un discurso incoherente, con una vieja y agresiva retórica anticomunista, aparece en la escena pública una oposición a AMLO y a su gobierno Se trata del movimiento FRENAAA. El gobierno de la 4T tiene muchos ángulos criticables, pero ciertamente no es un régimen comunista, ni una dictadura.

Estos frentistas, salidos de viejas tinieblas, están bien emparentados con otras organizaciones del polo ultra conservador católico, como el sinarquismo, el Muro, Pro Vida o el Yunque. Iniciaron con caravanas de automóviles en varias ciudades del país para hacer recorridos estridentes, con la única petición de que AMLO renuncie. Hace unos días se bajaron de sus autos para poner un campamento. Con cánticos y rezos instalaron sus carpas y luego con la lluvia del primer día salieron corriendo para alojarse en hoteles y quedaron las carpas vacías y mojadas, como su agenda. Parece que su única brújula es una retórica agresiva. Finalmente, llegaron al Zócalo, porque un juez respaldó su demanda de libre tránsito, se instalaron en la plancha de esa enorme plaza, pero como son unos cuantos, quedaron como chícharos en olla grande. Dicen que estarán hasta el 30 de noviembre, fecha límite para que renuncie AMLO.

No sabemos si FRENAAA pueda crecer, parecería que no mucho, por su estridencia y su elitismo. Sin embargo, este movimiento pequeño de unos cuantos, se inscribe en un contexto internacional en donde la ultraderecha ha crecido de forma importante. En otros países estos movimientos ultras tienen representación política partidista como el Tea Party en Estados Unidos, que ocupó una parte del Partido Republicano, Vox en España, el Frente Nacional en Francia, la Liga del Norte en Italia, etcétera. Norberto Bobbio, en su libro Derecha e izquierda (1995), caracteriza a la ultra derecha en el espacio autoritario, donde comparten características anti-liberales y anti-igualitarias.

En FRENAAA, sus dirigentes dicen que no quieren formar un partido político, ni una asociación, sino una confluencia de ciudadanos que piden la renuncia presidencial. Pero hay marcas de algunos dirigentes que están emparentadas con grupos empresariales en Monterrey, como FEMSA, en donde trabajó el líder frentista más visible, Gilberto Lozano. Este conglomerado empresarial recientemente tuvo que pagar al SAT 8 mil 790 millones de pesos, y su jefe, José Antonio Fernández, al que le apodan “El Diablo”, declaró: “Voy a pagar al SAT, pero si es necesario pondré el doble para sacar a AMLO en 2022”. Estos ultras olvidan que México es, mal que bien, una democracia y que AMLO llegó al poder mediante una elección legítima y legal y con un apoyo masivo de más de 30 millones de votos de ciudadanos.

Esta expresión es una extraña mezcla que combina a determinados sectores empresariales, grupos del catolicismo más conservador y partes de una clase media y media alta que se sienten amenazados por AMLO. No hay mucha argumentación, ni discurso coherente, más bien se trata de amalgama de emociones negativas que se vinculan a través del miedo, las amenazas y los fantasmas de que México –con este gobierno– es una dictadura comunista. Los aires del pasado han regresado en una tonada persecutoria de expresiones al estilo de una vieja guerra fría, como dijo Bernardo Barranco, pero que no tiene nada que ver con la realidad actual. A estos frentistas les pasó de noche la caída del Muro de Berlín, la desaparición de la URSS y la historia de los últimos 30 años. Lo importante será observar si estas expresiones de caricatura crecen, como lo han hecho en otros países.

Estamos en un momento donde cobra mucha vigencia la afirmación de Bobbio: “El árbol de las ideologías siempre está reverdecido”…

Twitter: @AzizNassif