Opinión

El ataque fascista de Washington: Estados Unidos en la encrucijada

El ataque y asalto de las bandas fascistas de extrema derecha, llegadas desde todos los rincones del país y convocadas y estimuladas nada menos que por el propio presidente Donald Trump contra el simbólico Capitolio de Washington, -considerado hasta hoy como sagrado y representativo de los valores de la llamada “democracia” estadounidense, -constituyó un hecho sin precedentes en los más de 200 años de existencia del país imperial.

De hecho, habrá a partir de ahora un antes y un después de estos sangrientos e incontrolables sucesos que pusieron en evidencia la fragilidad del sistema, considerado por sus propios sostenedores como invulnerable y eterno.

Sus efectos y consecuencias sobre el decadente imperio pudieran compararse con el que tuvieron los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, aunque esta vez con mayor énfasis en el ámbito doméstico, conmoviendo los cimiento mismos de esa sosicedad que se presentaba ante el mundo como la más próspera, poderosa y feliz.

Fue la culminación estrepitosa del régimen de Trump, que ya muchos habían advertido como posibilidad desde sus inicios,- y se fue acercando peligrosamente al desastre en medio de la megalomanía, arrogancia, soberbia e ignorancia características de su reinado durante cuatro años, plenos de extravagancia e irracionalidad por parte de él y sus colaboradores, muchos de los cuales ahora le huyen a la hora del juicio final.

A la vez que algunos auguran que en el futuro no podrá pasar nada peor por la Casa Balnca, otros no son tan optimistas y alertan sobre la posibilidad de que el enloquecido magnate pretende regresar al trono en 2024. En realidad, y teniendo en cuenta los peculiares rasgos del imperio estadounidense, nada es predecible desde ahora.

De todos modos, mucho dependerá de las respuestas que vayan teniendo algunas importantes interrogantes:

¿Logrará el defenestrado Trump que el Partido Republicano, hoy en crisis absoluta tras la pérdida de las mayorías en ambas Cámaras, le siga dando un apoyo que ha llevado a ambos al abismo político?

¿Podrá la Administración Biden llevar adelante un gobierno que encare y resuelva los graves problemas heredados en lo económico, en lo higiénico-sanitario, en la brutalidad policial, en el crecimiento del racismo y la persecución de los inmigrantes, entre otros muchos que hoy atenazan al imperio?

¿Seguirán las bandas fascistas de extrema derecha hostigando al nuevo gobierno y creando difíciles situaciones de orden público que acerquen al país a una guerra civil?

¿Podrá salir Estados Unidos del aislamiento internacional en que lo ha sumido el régimen de Trump, violador de todas las leyes internacionales, enemigo de la Naciones Unidas y de cualquier clase de cooperación internacional, en abiertos conflictos con socios y aliados, actuando como un verdadero delincuente solo respetuoso de la ley del más fuerte?

Esperemos cómo y cuándo vendrán esas respuestas. Lo que sí es seguro que el final del gobierno de Trump y su definitivo ostracismo serían una excelente noticia no solo para el mundo de hoy sino también para el futuro.

Por Gustavo Robreño