El 27 de junio de 2019 publiqué por este medio informativo la columna “El silencio de los inocentes (organismos autónomos)”, en la que me referí a la triste historia de la extinción del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), ordenada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y al silencio que guardaron los demás organismos constitucionalmente autónomos (OCA) ante la primera ofensiva del Ejecutivo por desaparecerlos. En esta ocasión no hablaré de las mentiras y campaña de desprestigio en las que se basó AMLO para desaparecer al INEE, cuya principal función era generar información sobre el Sistema Educativo Mexicano y, con base en ella, mejorar su funcionamiento. La historia juzgará al presidente y a quienes lo apoyaron en tan ominosa acción.
Hoy me referiré a una sentencia que me atreví a hacer en su momento sobre la posible desaparición de otros OCA y al silencio que éstos guardaron al presenciar desaparecer a uno de sus hermanos. Comenté hace año y medio que “el gobierno de la 4T ha dado múltiples muestras del desprecio que tiene hacia los organismos autónomos... No le gustan y le incomodan sus funciones y funcionarios, que fueron electos durante gobiernos anteriores. Destaca en esta animadversión los altos presupuestos para su operación y el gran poder que les otorga la constitución”. Respecto a los funcionarios, no le gusta que sean independientes y críticos.
De sus funciones se piensa que, innecesariamente, se duplican con las de su administración y que todas ellas pueden ser absorbidas por la administración pública en turno. El Instituto Nacional Electoral (INE) puede ser incorporado a Gobernación, lo mismo que el Instituto Nacional de Acceso a la Información (Inai); al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) lo puede absorber la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y la Comisión de Competencia Económica (Cofece) puede ser parte de la Secretaría de Economía; etcétera. Seguramente no desaparecerá la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), debido a que la 4T la tiene bajo control.
El presidente y la 4T pasan por alto que los OCA surgen por la necesidad de realizar tareas vitales de la administración pública que el gobierno ha demostrado reiteradamente que no puede realizarlas de manera eficaz, justa y transparente, como es la política monetaria, la defensa de los derechos humanos, las elecciones justas y el derecho a la información de los ciudadanos. Los OCA han contribuido a fortalecer el estado de derecho de nuestra democracia.
Pero regreso a la actitud que tuvieron los OCA ante la desaparición del INEE. Hubiera esperado que, al menos, alguno de ellos se hubiera pronunciado en contra de esta decisión, si no por solidaridad, al menos por defensa propia. Pero esto no sucedió y guardaron silencio.
Con base en esta experiencia, hoy se requiere que los OCA dejen su actitud pasiva. Pudieran actuar, aunque sea tardíamente, en defensa de su existencia, que representa un activo para el estado de derecho. Defender la existencia de uno implica luchar por la existencia de los demás; quedarse callados es como asumir que el destino los alcanzó y que desaparecerán en el momento en que el Ejecutivo lo decida. Por ahora, la única excepción que veo es la defensa que hace el INE acerca de la importancia que tienen sus funciones y su autonomía para asegurar elecciones justas y transparentes y, con ello, preservar la endeble democracia mexicana. Considero que es un ejemplo que los demás OCA pudieran seguir; y si lo hacen simultáneamente, tendrán mayor fuerza para sobrevivir a la 4T.
Sería una lástima que se repitiera la triste historia del extinto INEE y que gradualmente nos quedáramos con un gobierno que concentrara todo el poder, sin contrapesos, lo que representaría volver al pasado de la noche a la mañana.
Por: Eduardo Backhoff Escudero