Algo que nos pasa a los estadounidenses, decía Danielle Pletka, es que pensamos que todo gira alrededor de Washington, o que, si nosotros cambiamos de presidente, todo en el mundo tiene que cambiar en función nuestra, y no es así. Pletka es una ex asesora del Senado en EU, y participaba el miércoles en el foro anual del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv. La cuestión nuclear iraní fue fundamental en las sesiones del foro. ¿Por qué? Biden quiere regresar al acuerdo nuclear con Irán, pero ello podría resultar más complejo de lo que quizás él mismo ha previsto. El mundo es muy distinto al del 2015, cuando ese pacto se firmó.
1. Este acuerdo es una serie de términos pactados por siete firmantes para limitar la actividad nuclear de Irán a cambio de liberar a ese país de todas las sanciones económicas que le habían sido impuestas a lo largo de los años.
2. Los argumentos en contra del acuerdo eran que: (a) el pacto tenía fecha de caducidad de 10 a 15 años tras los cuales Irán podría retornar a su actividad nuclear anterior; (b) El programa de misiles estaba excluido del acuerdo, y (c) El acuerdo no restringía la actividad de Teherán en su región en contra de intereses de los firmantes o sus aliados, lo que incluye el apoyo a milicias y organizaciones consideradas terroristas. Por tanto, Trump abandona el pacto en 2018 y reactiva las sanciones contra Teherán.
3. Estos argumentos en 2021 se han solidificado. La fecha de caducidad está hoy mucho más cerca que cuando el convenio se firmó. Además, argumentan quienes critican al pacto, Irán ha probado una y otra vez que su actividad regional y el apoyo que brinda a grupos y milicias para expandir su esfera de influencia, resultan altamente perjudiciales para los intereses de EU y sus aliados.
4. En cambio, argumentan los opositores al pacto, las medidas de presión máxima implementadas por Trump lograron colocar a Irán contra la pared, y es posible sentar a ese país a negociar bajo términos mucho más favorables para Washington.
5. Sin embargo, no basta revisar lo que ocurriría si se reactiva el acuerdo. Se requiere analizar, también, la alternativa: el escenario de no-acuerdo. Quienes lo defendían, sostenían que el convenio tenía un objetivo muy específico: restringir la actividad nuclear de Irán, lo cual sí logró.
6. En los hechos, lo que tenemos es una especie de empate: ni las medidas de Trump consiguieron que Irán acceda a negociar bajo términos distintos, ni las tácticas agresivas y de acoso y las violaciones al pacto por parte de Irán lograron modificar las posturas de Trump. Biden quiere romper ese empate.
7. El nuevo presidente buscará un justo medio: lograr que Irán sí se siente a negociar, pero, a la vez sí considerar a los factores y actores opuestos al pacto del 2015.
8. Hay factores que operan a favor de lograrlo. Irán está brutalmente urgido de un alivio económico y quizás Biden podría extraer concesiones gracias a ello. Para tal efecto, Biden cuenta con un equipo experimentado y con el apoyo de los firmantes europeos. China y Rusia, las otras firmantes, podrían no ser lo más colaborativas, pero tampoco están interesadas en tener a un Irán nuclear.
9. También hay fuerzas internas y externas en contra. En Irán hay elecciones en junio y se espera que actores mucho más duros entren a escena. De igual modo, varios aliados regionales de EU han ido tejiendo un frente común que intentará presionar a Biden, si es necesario, como Israel lo ha puesto de manifiesto, incluso atacando a Irán.
Biden tendrá que irse moviendo en medio de todos elementos. Queda claro que no es simple. Pero no por ello dejará de intentarlo, y muy pronto.
Por: Mauricio Meschoulam
SY