Opinión

Bien por AMLO. México un hogar para proscritos

El gesto de AMLO al ofrecer a México como lugar de asilo para Julian Assange, hacen recordar otro gesto, el del presidente, Lázaro Cárdenas que acogió a León Trotski, arquetipo del perseguido político.

 Con Lenin gravemente enfermo, sin movilidad ni habla, mediante falsos procederes, en la Rusia soviética, Stalin se apoderó del poder que inescrupulosamente utilizó para liquidar a la vieja guardia bolchevique y perseguir implacablemente a Trotski al que en 1929 fue expulsó de la Unión Soviética donde había nacido.

Convertido en apátrida, Trotski recaló en Turquía donde fue acogido por Kemal Atatürk que, en agradecimiento a la ayuda militar que el bolchevique le facilitó cuando era Comisario para la defensa en el gobierno de Lenin, le ofreció abrigo y le entregó un pasaporte turco. De Turquía en 1933 pasó a Francia, expulsado de allí viajó a España y en 1935 fue recibido en Noruega que, presionada por el gobierno soviético lo invitó a abandonar el país.

Ante el riesgo de que pudiera ser deportado sus pocos amigos realizaron gestiones para procurar un lugar más seguro. En el horizonte apareció México. La versión mejor documentada comienza en el verano de 1936 cuando la dirección de la Sección Mexicana de la Liga Comunista Internacional (LCI), recibió de personas ligadas a la IV Internacional, las primeras solicitudes.

Aquel año, Anita Brenner, periodista, fotógrafa y antropóloga mexicana radicada en Nueva York hizo contacto con Diego Rivera quien, junto con Octavio Fernández, representante de la Sección Mexicana de la IV Internacional fueron comisionados por la Sección Mexicana de la LCI para contactar al presidente Lázaro Cárdenas.

El canal utilizado fue el general Francisco J. Mugica Secretario de Comunicaciones y Obras públicas de Cárdenas que intercedió ante el presidente quien los recibió y tras un breve intercambio fue rápido y categórico:  "El señor Trotsky puede venir a México. El gobierno le concederá asilo como refugiado político...”

El 10 de diciembre de 1936, Trotsky y su esposa embarcaron en el buque tanque "Ruth" y el 9 de enero de 1937 arribaron a Tampico donde fue recibido, entre otros por Frida Kahlo en representación de Diego Rivera y el general Beltrán, enviado del presidente de la República. En la noche en el Tren Presidencial, cedido por Cárdenas, viajó a Ciudad México en cuya estación lo esperaba Diego Rivera quien lo alojó en una casa de su propiedad.

Tres personas, el soviético Pavel Sudoplatov, la cubana María del Río y su hijo, Ramón Mercader, todos al servicio de la KGB fraguaron y ejecutaron el atentado que costó la vida a Trotski, hasta hoy uno más repugnantes crímenes políticos que se conozca. En muestra de generosidad México lo despidió con un imponente sepelio y hasta hoy, le rinde homenaje con un museo dedicado a su memoria, único en el mundo. 

Trotsky y Cárdenas nunca se vieron, aunque se cuenta que el presidente se mantenía al tanto de las actividades del ilustre exiliado.

La liberación y probable exilio de Julian Assange en México, será un ejemplar acto de humanismo, un hito para la libertad de expresión y un aliento para los profesionales que, por medio de la prensa y la palabra, arriesgando su crédito, su libertad y a veces la vida, luchan por hacer de sus países y del mundo, lugares mejores. Pase lo que pase, el derecho de asilo, una de las grandes tradiciones de México ha sido honrada. Luego les cuento otros episodios. Allá nos vemos.

Por Jorge Gómez Barata