Mientras que muchos países pobres sólo podrán vacunar contra el COVID-19 a un bajo porcentaje de su población en 2021, los ricos–Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea—han comprado por anticipado suficientes dosis como para inmunizar a todos sus ciudadanos varias veces.
Oxfam, grupo sin fines de lucro dedicado a aliviar la pobreza mundial, denunció que, pese a que los países ricos representan 14 por ciento de la población mundial, han acaparado 53 por ciento de la producción de vacunas más prometedoras hasta la fecha. Debido al atesoramiento de los ricos y poderosos, Oxfam estima que miles de millones no tendrán acceso a la vacuna en naciones pobres.
Con las vacunas que ordenaron antes de ser aprobadas, la Unión Europea podrá inmunizar a su población dos veces, Gran Bretaña y Estados Unidos cuatro veces, y Canadá, la que más acopió, seis veces, de acuerdo con datos de la Universidad Duke, Unicef y Airfinity, empresa de análisis científico (The New York Times 15/12/2020).
En anticipación a la campaña de inmunización más grande de su historia que lanzó el 14 de diciembre, EEUU compró 100 millones de la vacuna Pfizer-BioNTech, con la opción de 500 millones más, y 200 millones de la Moderna, con la posibilidad de 300 millones más. Pfizer-BioNTech y Moderna, son las únicas que han recibido autorización de uso de emergencia en EEUU hasta ahora.
Estados Unidos pre ordenó 810 millones de dosis de vacunas que se hallan en ensayos químicos como Oxford-AstraZeneca, Johnson & Johnson, Novavax y Sanofi. Oxford-AstraZeneca fue autorizada en el Reino Unido, pero en EEUU todavía no. De concretar la adquisición, EEUU estaría acumulando cerca de 2 mil millones de dosis para una población de 330 millones de personas.
Lo mismo han hecho otros países ricos. Con una población de 66 millones de personas, el Reino Unido pre compró 357 millones, con la opción de 152 millones más. Mientras que la Unión Europea ha asegurado 1.3 mil millones para sus 446 millones de habitantes. La mayoría de las vacunas requiere dos dosis. No obstante, los montos acumulados no se justifican pues exceden en creces esa consideración.
En contraste, el panorama en el sector en vías de desarrollo es sombrío. De acuerdo con Oxfam, en 67 países pobres sólo uno de cada 10 habitantes será vacunado en 2021. Cinco de estos—Kenia, Birmania, Nigeria, Pakistán y Ucrania—registran 1.5 millones contagios (Reporte de Oxfam, 9/12/2020).
Los países ricos acapararon toda la producción de Moderna y 96 por ciento de la Pfizer-BioNTech. En contraste, la Oxford-AstraZenega, más apta para los países pobres debido a su bajo costo y fácil manejo, ha prometido aportar 64 por ciento de sus dosis a naciones pobres y en desarrollo.
Debido a la codicia de los ricos y a una producción aun limitada, si los gobiernos y organismos multilaterales no intervienen para corregir la desproporción en el suministro, algunos especialistas advierten que las naciones de bajo ingreso no podrán vacunar a la mayoría de sus poblaciones hasta 2024.
Aún en el hipotético caso de que los países ricos compartieran sus excedentes de vacunas, inmunizar al resto del mundo para fines de 2021 será poco menos que imposible. La disponibilidad de la vacuna es sólo el inicio de un formidable reto que hasta EEUU está teniendo dificultades en enfrentar. Debido a una serie de trabas de diferente índole, la campaña de inmunización empezó a paso de tortuga, incumpliendo expectativas y prolongando la posibilidad de un retorno inminente a la elusiva normalidad.
De acuerdo con el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, alrededor de 14 millones de dosis de Pfizer-BioNTech y Moderna han sido distribuidas en todo el país. En tres semanas, sólo 4.2 millones de personas han recibido su primera dosis, principalmente en hospitales y asilos de ancianos. El envío de vacunas a los estados por parte del gobierno central marcha a cuentagotas.
Estas cifras distan mucho de la meta que el gobierno federal prometió de 20 millones de personas vacunadas para el 31 de diciembre.
En algunas entidades, la campaña de vacunación ha sido marcada por el caos y la confusión. Muchos en el sector salud, a quienes se les dijo iban a ser vacunados primero, siguen esperando arriesgando sus vidas con pacientes de COVID-19. En estados como Florida, adultos mayores han tenido que esperar hasta 12 horas para recibir la primera dosis. En algunas entidades, las altas temperaturas han echado a perder lotes completos de dosis.
Donald Trump culpa a los estados, principalmente a los gobernados por demócratas. Mientras que estos se quejan de la falta de recursos y respaldo logístico del gobierno federal.
Pese a que desde el verano era sabido que habría vacuna a fines de 2020, los gobiernos no instalaron la infraestructura ni tomaron las precauciones logísticas necesarias para poder vacunar a millones diariamente.
La promesa de Joe Biden de vacunar a 100 millones de personas en los 100 primeros días de su administración, es decir, 1 millón diario, se queda corta.
El Dr. Anthony Fauci, rostro visible en el combate al coronavirus, sostiene que para alcanzar la inmunidad de rebaño es necesario vacunar 80 por ciento de los 330 millones de habitantes, o sea, 264 millones de personas. Esto significa que, si se vacuna a un millón y medio al día, se alcanzaría la inmunidad de rebaño en un año cinco meses, tomando en cuenta que hay que aplicar doble dosis.
Al terminar de escribir este artículo, Estados Unidos registraba más de 350 mil muertes y 20 millones 600 mil casos de COVID-19.
Vencer al virus que nos cambió la vida, será más desafiante que lo que admiten los políticos. Va a requerir más voluntad política y determinación, y menos petulancia de figurones que explotan la crisis para satisfacer sus ambiciones. La vacuna, producto de la ciencia no de un milagro, es apenas el primer paso en un largo sendero hacia lo que hemos dado en llamar “normalidad”.
Por: Dolia Estévez