Es obvio que México se encuentra en medio de una crisis alarmante con respecto a la pandemia.
Seamos claros, estamos en una guerra global contra el virus COVID-19, un enemigo formidable. El virus está mutando rápidamente, y ya ha evolucionado en formas más contagiosas, y posiblemente más virulentas. Gran parte de la salida de esta crisis son las vacunas; la historia de otras epidemias nos demuestra que vacunación es el camino a la victoria sobre COVID.
Desafortunadamente, el plan de vacunación de México deja mucho que desear. Una campaña de vacunación exitosa necesita de por lo menos 3 elementos: Una cantidad suficiente de vacunas, rapidez de administración, y la confianza del público.
La cantidad de vacunas que el gobierno ha prometido recientemente es insuficiente. No alcanzaría ni para cubrir la población de más riesgo de la que gobierno ha hablado. De algunas vacunas no sabemos su efectividad, seguridad, ni origen. El gobierno ni ha negociado la adquisición de suficientes vacunas ni ha sabido aprovechar la gran experiencia que hay en México en la producción de vacunas.
Sobre rapidez, tampoco está claro cómo se va a vacunar a la gente con la urgencia necesaria para contener el virus. Se necesita vacunar a un ritmo mínimo de medio millón de personas diarias. ¿Cómo se planea administrar este número de vacunas? El gobierno indica que se va a vacunar primero a la población de más edad por su susceptibilidad al virus, que es lo correcto, pero la mayoría de esta gente no puede transportarse a los centros de vacunación, y habrá que mandar gente a vacunarlos. Son 10 millones de personas, por las que se necesita una logística especializada. Todas las clínicas, farmacias, consultorios, hospitales deben participar. Todos los individuos que puedan administrar inyecciones, médicos, enfermeras, estudiantes de medicina, dentistas y farmacéuticos deben ser enlistados.
Por último, es indispensable establecer la confianza de la comunidad médica, y la ciudadanía en general. La falta de transparencia del gobierno está generando desconfianza en la vacunación. Se demuestra con datos, y no palabras, que las vacunas son efectivas y seguras. Es primordial divulgar cuáles son los verdaderos efectos adversos de las vacunas y en qué porcentaje pueden surgir para contrarrestar la información falsa de las redes sociales; además los médicos deben prepararse a diagnosticar estos efectos adversos. Se debe informar con cuántas vacunas completas, y no dosis, cuenta el gobierno; y no para los próximos 2 meses, sino para los próximos 6 meses. Y si con alguna de estas vacunas, como Sputnik, se va a usar la campaña de vacunación para estudios clínicos, el público debe ser informado, y, además, quién pagara por los estudios y la vacuna.
Estos son los elementos más básicos de una campaña de vacunación efectiva. Yo espero que el gobierno se ponga a la altura de la crisis y los implemente inmediatamente. Esa debe ser la prioridad de todo el país.
Por: Simón Goldbard
SY