Opinión

Salvatore Mancuso, uno de los ex paramilitares que más masacres tiene en su haber, y Rodrigo Londoño –Timochenko- máximo ex comandante de las Farc, se han unido para solicitarle a la Comisión de la Verdad ser recibidos para contar las realidades de la guerra en la que ambos fueron participantes destacados.

Esta solicitud se produce luego de que la Justicia Especial de Paz –JEP- creada en el acuerdo de paz con las Farc les imputó el delito de secuestro a sus ex jefes. La investigación que concluyó en la elaboración de esa pieza procesal fue exhaustiva, incluye las declaraciones de víctimas que estuvieron en poder de las Farc hasta por 13 años, hace un recuento de las humillaciones y torturas a que fueron sometidas y documenta concienzudamente los casos más relevantes.

La reacción de Timochenko y sus compañeros fue de acatamiento a la decisión del tribunal y de arrepentimiento por haber participado de algún modo, así no fueran los ejecutores directos, en uno de los crímenes más abominables cometidos en esta guerra donde el horror fue la norma, así como la degradación en que se sumió su organización, surgida con ideales de lucha por la equidad social.

Por su parte Mancuso, extraditado por Álvaro Uribe luego de firmado el compromiso de desmovilización, está en Estados Unidos, a punto de salir de la cárcel, en un controversial proceso jurídico para lograr su deportación a Italia, país del cual es nacional, donde inmediatamente será puesto en libertad y en disposición de la cuantiosa fortuna acumulada en el despojo de miles de campesinos.

Las organizaciones sociales piden su extradición a Colombia para que sea juzgado y repare efectivamente a quienes lo perdieron todo por sus arrasamientos de pueblos enteros de donde debieron desplazarse dejando sus tierras que pasaron a manos del paramilitar.

Siendo enemigos acérrimos, ahora resultan unidos en el deseo de contar la verdad para, especialmente por parte de Mancuso, revelar quiénes fueron sus patrocinadores y soportes civiles y militares. Ya había dicho, cuando fue extraditado, que eso se debía al temor de lo que pudieran declarar en tribunales sobre los orquestadores de esa tragedia que dejó un rastro de desolación y muerte en más de medio país.

Ahora, en su carta al padre de Roux, escrita en respuesta a la petición que este le hiciera para que comparezca ante la Comisión y ayude a construir la verdad, anota: (la verdad del conflicto ha sido secuestrada) “por personas desde puestos de poder, quienes han impedido que se conozca la verdad sobre las causas del conflicto armado y sus responsables. Las AUC (paramilitares) no iniciamos la guerra, ni fuimos los únicos responsables”.

No se necesita hilar muy delgado, como decía mi mamá, para sospechar que esta determinación manifiesta de contar la verdad, además del rencor y la venganza que debe sentir por los que estuvieron detrás de las matanzas y siguen muy campantes disfrutando de su fingida inocencia, también le sirve para fortalecer su afirmación de que si lo envían a Colombia aquí sería sería asesinado y que por tanto debe ser deportado a Sicilia: “Me han solicitado en extradición para torturarme, asesinarme y silenciarme definitivamente.”

Mancuso, como los demás paramilitares, fue sometido al proceso de Justicia y Paz diseñado especialmente para esa desmovilización y que ha sido objeto de reproche por su escasa eficacia en cuanto a conocimiento de la verdad y castigo de los responsables. Como él dice ahora: “en mi caso, en 15 años… de proceso, solo me han condenado por … 3 mil delitos y me han imputado alrededor de 15 mil … de un total de 70 mil por los que debo responder por línea de mando”.

Por su parte Timochenko le dice al padre De Roux: “Salvatore Mancuso y yo convinimos en que me dirija a usted para proponerle, en nombre de los dos, se sirva  convocar para una próxima fecha una reunión de la Comisión de la Verdad en pleno…en una audiencia pública en la que…se convoquen organizaciones sociales, de derechos humanos y medios de comunicación nacionales e internacionales”. “Estamos obligados a armar el rompecabezas de la tragedia, a establecer sus causas, a develar todo lo que ocultan, a indicar quiénes son los cómplices escondidos”.

Y, como símbolo de esta nueva forma de entendimiento, menciona las amenazas que ha recibido Mancuso y que él ya había denunciado.

El padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, les ha respondido aceptando su propuesta para que la verdad prevalezca, para satisfacer los derechos de las víctimas “de todos los lados” que sobreviven en Colombia y en el exilio, en un sentido de convivencia, reconciliación y no repetición y en el entendido de que la Comisión tiene carácter extrajudicial y que se articula con las demás instancias del Sistema Integral de Verdad, Justicia y Reparación como son la Justicia Especial de Paz –JEP- y la Comisión de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas.

La aceleración de resultados por parte de la JEP que tocan a los contendores de distinto símbolo en el conflicto armado, como son las guerrillas, con la imputación que les hizo por el delito de secuestro y el ejército con su informe sobre falsos positivos está produciendo resultados colaterales como este tan inesperado de unir en un mismo propósito, así resulte ser coyuntural, al máximo ex comandante de la guerrilla y a uno de los más conspicuos ex jefes paramilitares.

Por Zheger Hay Harb