Opinión

Nuevo León: enigmático coctel

Por Esto!

La clase empresarial asentada en Monterrey ha dejado testimonios, a lo largo de 120 años, de su capacidad de negociar -y romper, en ocasiones- con el poder político y los presidentes del país, desde Porfirio Díaz. La próxima sucesión de gobernador en Nuevo León tendrá su propio capítulo en la historia del tira-afloja que han sostenido el gobierno López Obrador y ese enclave del capital industrial, financiero y trasnacional.

Esta contienda electoral conforma un singular coctel de actores. Incluye a cinco contendientes de perfiles contrastantes, incluso controvertidos, como el caso del aspirante de Movimiento Ciudadano, Samuel García, colocado por encuestas como puntero, pero hoy al centro de un huracán de señalamientos.

Este espacio pudo confirmar que la UIF investiga a su padre, suegro y esposa por fraude fiscal a partir de negocios de subcontratación (outsourcing). Son también sólidos los indicios de flujo de patrocinios privados hacia su campaña que habrían roto el tope de campaña. Y en la semana acumuló acusaciones públicas de que familiares sostienen también ligas con capos del narcotráfico y transferencias financieras ligadas a manejos inmobiliarios.

El 13 de diciembre pasado, por otro lado, Morena postuló a Clara Luz Flores (Monclova, 1974). Ella es el rostro amable de un cacicazgo de más de 30 años en el municipio de Escobedo, del que ha sido alcaldesa tres ocasiones, de la mano de su esposo, Abel Guerra, que lo ha sido dos veces. El perfil de Guerra (Reynosa, 1954) incluye imputaciones de negocios inmobiliarios, manejos sindicales desde la CROC y un abierto pacto con su compadre, el gobernador saliente, Jaime “El Bronco” Rodríguez.

Está documentada la larga pugna sostenida por Guerra y Rodríguez Calderón contra el exgobernador Rodrigo Medina (2009-2015), con quien se desempeñó como procurador Adrián de la Garza, avalado por el Congreso local en 2011 apoyado por una trayectoria en el sector. Uno de sus antecesores fue su propio padre, Filiberto de la Garza (1977-1979). En 2014, De la Garza (Monterrey, 1971) se separó del puesto para buscar la alcaldía de Monterrey, que ganó en 2015, y en 2019 logró reelegirse. Hoy es el candidato a la gubernatura por PRI-PRD.

Dentro de este panorama, una de las facetas más enigmáticas es el desplome en las encuestas de la aspirante de Morena, la citada Clara Luz Flores. Semanas después de su postulación, el presidente López Obrador sostuvo, el 22 de enero, una cena privada con algunos de los principales barones empresariales de Monterrey, en el Club Hípico La Silla, propiedad de Alfonso Romo, ex jefe de Oficina en Palacio Nacional y consejero presidencial. Ostensiblemente, la convocatoria, atribuida al propio Romo, no incluyó a José Antonio Fernández, de la poderosa corporación FEMSA, ni a Carlos Salazar, cercano a aquél y recién ratificado al frente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).

Fuentes acreditadas, como el columnista Mario Maldonado, compañero de estas páginas, aseguran que en esa cena se pactó que el apoyo empresarial a la candidata morenista estaría condicionado a que AMLO cumpliera acuerdos en materia de inversión para generar empleo. Voces cercanas a los empresarios dijeron a este espacio que tal acuerdo no existió.

Los nexos de la señora Flores con el líder de la secta NXIVM fueron exhibidos por el candidato priista, De la Garza (que esta semana hizo acusaciones contra Samuel García). De confirmarse, el infortunio de la señora Flores bien podría tener que ver con un veto empresarial.

Ante este escenario, debe ser comprensible que Tatiana Clouthier, hoy secretaria de Economía, se haya alejado de la posibilidad de ser candidata por Morena. Es probable, sin embargo, que el futuro le depare tareas políticas clave en aquella entidad.

Por: Roberto Rock L.