No fue casual que el ataque del empresario Ricardo Salinas Pliego al INE, titulado “El INE debe morir y desaparecer” (EL UNIVERSAL/marzo 29/p.6), se presentara a unos días de que el Presidente de la República confrontara en su mañanera al Instituto.
Dos son los “argumentos” principales de Salinas Pliego para exigir la muerte del INE: 1) Los partidos políticos son sus “dueños” y 2) El INE es una máquina burocrática obsoleta, arbitraria y sesgada.
Cabría recordarle que desde 1952 el proceso electoral era organizado por la Comisión Federal Electoral, controlada por el Gobierno y los partidos políticos. En 1990 se creó el IFE y en 1996 se reformó para dotarlo de plena autonomía con consejeros electorales. Salió el Secretario de Gobernación y quedaron los partidos con voz pero SIN voto. Gracias a esas reformas hoy el INE es independiente del Gobierno y de los partidos políticos. Sus dueños son la Constitución y la ley electoral y su obligación, cumplirlas y hacerlas cumplir.
Prueba de su independencia son las últimas cuatro elecciones presidenciales. El INE garantizó la alternancia (PRI-PAN-PAN-PRI-Morena) que los ciudadanos votamos en las urnas, y desde antes en otros niveles de gobierno. ¿Acaso esos “dueños” del INE deciden a qué partido le toca gobernar al margen de lo que expresen los electores?
Para Salinas Pliego el INE es “arbitrario y sesgado”. Sugiero lea al profesor Robert A. Pastor (Harvard, American University y ColMex) “8 cosas que el sistema electoral de los EUA podría aprender de México”. La primera: “El IFE de México es una institución profesional no partidista en la que los representantes de los partidos políticos tienen acceso pero no control. Por el contrario en los EUA los oficiales de los partidos controlan el proceso”.
Salinas Pliego señala que el INE tiene “un arcaico y costosísimo sistema de votación presencial con tarjetas y papel (digno del siglo XIX)” y que “no le interesa el voto electrónico”. En la base de datos de IDEA Internacional sobre la tecnología en los procesos electorales, encontrará que en el siglo XXI, sólo dos países, Brasil y Venezuela en Latinoamérica utilizan urnas electrónicas. Estonia usa internet y Emiratos Árabes Unidos, Filipinas, India, Namibia y Rusia cuentan con dispositivos electrónicos. Países Bajos en 2006 y Alemania en 2009 (¿arcaicos?), cancelaron el voto electrónico por desconfianza. Más del 90% de los países con elecciones, usan la papeleta, que según Salinas Pliego corresponde al siglo XIX. ¿Así de atrasado ve al mundo?
A enero de 2021 el INE ha ofrecido asistencia técnica a países, de América, África y Asia sobre acceso de los partidos a medios, administración de elecciones, capacitación y cartografía electoral, credencial para votar, financiamiento y fiscalización electoral, participación ciudadana, voto en el extranjero y voto electrónico, etc. ¿Por qué será que países de distintos continentes y las agencias internacionales han solicitado esa asistencia técnica y además observación electoral en 206 elecciones presidenciales, locales, legislativas, parlamentarias e internas partidistas, a un instituto “obsoleto” que debe desaparecer?
Salinas Pliego sostiene que la reforma del 2006 convirtió al INE en un “censor” de candidatos, ciudadanos, el Presidente y los medios. No sorprende esta ofensiva, la administración de tiempos de tv y radio por el INE, redujo las ganancias del Grupo Salinas.
Salinas Pliego tiene todo el derecho de adular al Presidente, pero atacar sin conocimiento al INE para halagarlo, es ominoso. En una república el oficio de la lisonja denigra a quien la emite y ofende a su destinatario, como lo patentizó Antonio Attolini equiparando a AMLO con Jesucristo, Gandhi, Martin Luther y Mandela. El Presidente no la requiere, millones de ciudadanos lo llevaron al poder ejecutivo, sin necesidad de pedir la muerte de la institución que la misma noche de la elección del 2018, lo declaró victorioso.
Por: Emilio Rabasa Gamboa