Opinión

Cuatro estados, tercera fuerza en la Cámara. El PRI toca fondo

“Estamos firmes, fuertes sólidos y trabajando en equipo les vamos a ganar [en 2024] como les hemos ganado en 2021”, dijo ayer Alejandro Moreno, dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en una conferencia de prensa a la que asistieron sus aliados. Su frase podría colocarse en un cuadro de honor, o a la entrada del viejo edificio de su partido. Pero aun así estaría muy lejos de ser verdad.

Los resultados obtenidos por el PRI en la jornada electoral del domingo 6 de junio han llevado al tricolor —aquel que gobernó durante más de siete décadas ininterrumpidas al país— a tocar fondo con la pérdida de todos los estados que tenía en su poder y que se renovaron en la elección de este año, a mantenerse como la tercera fuerza política de la Cámara de Diputados, que en sus mejores momentos controló con una mayoría aplanadora y cuya mayoría absoluta perdió por primera vez en 1997.

El PRI se presentó ayer junto con sus aliados como “vencedor”. Se puso “del lado de los ganadores” y presumió haber “derrotado a Morena”. Nada más lejos de la realidad. En las elecciones más grandes de la historia tuvo que presentarse con dos de sus viejos rivales, los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), y después de la elección deberá compartir con ellos cualquiera de los triunfos obtenidos.

Pero lo ocurrido con la renovación de las gubernaturas mostró un retroceso en territorios que el tricolor tenía bajo su control y que integra una tendencia en la que este partido ha ido perdiendo terreno. Por ejemplo, de tener 18 gubernaturas en 2006, y hasta 21 en 2009, este año no ganó ninguna y por el contrario perdió las ocho que tenía. De esta manera, sólo se queda con el Estado de México, Coahuila, Hidalgo y Oaxaca, sus bastiones, que pronto tendrán elecciones. De hecho, en estos dos últimos Morena y sus aliados tuvieron buenos resultados a nivel Congreso local y municipal.

Pese a estos resultados, Alejandro Moreno Cárdenas, conocido en la política como “Alito”, destacó la relevancia de haberse sumado a la alianza “Va por México”, impulsada e ideada por los empresarios Claudio X. González Guajardo y Gustavo de Hoyos e insistió que el “gran perdedor de la elección es Morena”, ya que —a su decir— perdió casi 15 millones de votos, más de 50 legisladores y por sí solo no tiene la mayoría simple. “Con toda la adversidad y con todo el aparato federal en contra, hemos ganado la elección. Tuvimos crecimientos electorales que están en los datos, en las cifras y en los votos”, aseguró el priista.

Moreno Cárdenas se limitó —durante la conferencia de prensa que concedió junto a los otros líderes partidistas, Marko Cortés, del PAN, y Jesús Zambrano, del PRD— a enarbolar los números en la Cámara de Diputados, donde el priismo se ha mantenido desde 2018 como la tercera fuerza política, luego de que en 2009, 2012 y 2015 mantuviera, gracias a su entonces aliado el Partido Verde, el control de esta instancia legislativa.

Para Amalia Pulido, profesora investigadora titular de Ciencia Política en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y doctora en Ciencia Política por la Universidad del Norte de Texas, los resultados obtenidos por el priismo demuestran que el partido no está en el olvido y que aún cuenta una fuerte base y un electorado que lo apoya, aunque refiere que sin duda existe aún “cansancio importante contra este partido hegemónico por más de 70 años en el país”.

“Es un partido desgastado en muchas de las localidades, sin embargo creo que se junta un factor importante que es Morena y el empuje que trae el Presidente. Se juntan estos dos factores y en entidades que no han tenido la experiencia de un Gobierno de Morena ahora vemos que la ciudadanía quiere probar y quiere tener esta experiencia de una transición con un partido completamente opuesto”, mencionó.

En cuanto al futuro del partido, considera que al PRI aún le queda mucho poder por delante para lo cual tendrá que renovar sus cuadros, sus élites y entender el momento político que está viviendo el país. “El PRI viene muy desgastado por estas prácticas antidemocráticas al interior, de cacicazgos ya muy formados, de mucha corrupción, que al final del día fue lo que hartó a la ciudadanía y lo podemos seguir viendo en muchas entidades en estas elecciones”, indicó.

RECUPERA ESCAÑOS, SE QUEDA TERCERO

En 2018, el año en que Morena arrasó y llegó al Gobierno federal, el partido del tricolor apenas logró una votación efectiva del 16.57 por ciento, al menos diez puntos porcentuales menos que los que obtuvo en las elecciones intermedias de 2015, en las que alcanzó el  26.8 por ciento. El PRI obtuvo, en 2018, 47 diputados federales: Sólo nueve de mayoría y 38 plurinominales —actualmente tiene 48—. Y ahora tendrá entre 63 y 75 diputados.

Luego del proceso electoral de este 2021, las cifras del conteo rápido daban cuenta de cómo el PRI conquistó entre 17.8 y 18.5 por ciento de la votación de las diputaciones federales, poco más del 16.53 por ciento de la anterior elección. En tanto, los datos del Programa de Resultados Electorales Preliminares del Proceso Federal (PREP) mostraron cómo el Revolucionario Institucional ganó por sí mismo en 11 distritos —de los 300 en disputa— y en 65 en mancuerna con el PAN y el PRD.

“Tan sólo el PRI, de tener 45 legisladores, en el próximo Congreso tendremos poco más de 70. Cuatro veces más de lo que tuvimos en triunfos en mayoría relativa. Con la representación plurinominal vamos a tener alrededor de entre 70 y 75 legisladores, lo que nos permitirá hacer acuerdos”, dijo este martes al respecto Moreno Cárdenas.

En ese sentido, el Presidente Andrés Manuel López Obrador no descartó la posibilidad de tender una alianza legislativa con el PRI para poder acceder a la mayoría calificada —tres cuartas partes de los votos—, una situación que ya se ha presentado en el Congreso, y que Alejandro Moreno no descartó. “Si se quisiera tener mayoría calificada, que son dos terceras partes, se podría lograr un acuerdo con una parte de legisladores del PRI o de cualquier otro partido, pero no se necesitan muchos para la reforma constitucional. Entonces, este es el panorama y esto es lo que quedó”, dijo este martes el Presidente.

“Morena le estaría dando mayor poder al PRI. Esta estrategia sería, en términos pragmáticos, aliarse para obtener un beneficio, pero al mismo tiempo se estaría condenando a Morena a perder credibilidad y le daría peso al PRI para que se recupere en futuras elecciones”, detalló al respecto el profesor Rubén Ramos, académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM.

La doctora Amalia Pulido indicó a su vez que es una muestra positiva que desde la Presidencia se busque llegar a acuerdos con otros partidos. “Hay dos caminos, uno es que no se llegue a un acuerdo y no se pueda avanzar en materia legislativa, y la otra es que ambas fuerzas políticas, sobre todo Morena, empiece a moderar muchos de sus posicionamientos y muchas de sus propuestas y en este sentido empezar a incluir a otros sectores políticos (…) por otra parte veo difícil que se rompan filas dentro del PRI”, refirió.

En tanto, en el seno del tricolor, militantes como Ulises Ruiz han exigido la renuncia de “Alito” la dirigencia nacional del partido, como ha ocurrido en otros descalabros del priismo, el más sonado de ellos el que enfrentó en 2016 cuando Manlio Fabio Beltrones dejó la presidencia del PRI luego de un proceso electoral en el que su partido perdió siete de las 12 gubernaturas en juego.

Para Ramos, la elección del 6 de junio significa “una grande derrota electoral para el PRI”, pues únicamente conservará el llamado voto duro, mientras que las nuevas generaciones lo ven como un partido “viejo y sin credibilidad” debido a las acusaciones de corrupción que mantienen en la cárcel a muchos de sus exgobernadores y con investigaciones en curso de exfuncionarios como Luis Videgaray Caso.

“Es una derrota electoral para el PRI, que únicamente se queda con los estados bastión y tendrán que esperar a las próximas elecciones”, dijo en entrevista.

Pulido expresó, por su parte, que aún cuando el priismo enfrenta un escenario difícil en los próximos años, tiene la capacidad de establecer bases territoriales por los años que lleva en el sistema. “Sabe hacer este trabajo de consolidar bases electorales y de entender un poco también las necesidades”, mencionó.

La investigadora del CIDE indicó en ese sentido que tras la renovación del mapa electoral vendrá un tiempo para evaluar a los gobiernos que perdió el PRI y que ganó, en su mayoría, Morena. “Si las evaluaciones y el desempeño de los gobernadores morenistas y de los alcaldes no es el deseable, sí empoderarían al PRI y a otras fuerzas opositoras”, expresó

En ese punto coincidió Rubén Ramos, quien señaló que podría haber una esperanza para el PRI si Morena no gobierna bien en los estados que le arrebató. “Dependerá mucho de la capacidad de respuesta que tenga Morena hacia los ciudadanos y esto dependerá si el PRI llega a resurgir de las cenizas, porque esto ya lo vimos en 2000, donde la gente no vio resultados tangibles con el PAN y esto abrió paso para que el PRI regresara al poder en 2018”, destacó.

EL PRI PIERDE FUERZA EN HIDALGO Y OAXACA

Las cuatro entidades que aún conserva el PRI —cuyas listas nominales arrojan en conjunto cerca de 20 millones de electores— también estuvieron convocadas a elecciones durante la jornada de este fin de semana. En dos de ellas, en Hidalgo y Oaxaca, el tricolor perdió fuerza, con Morena tomando el control de ambos congresos, y en el caso de Oaxaca con el triunfo de 51 municipios, de 153 que se renovaron, incluida la capital, Oaxaca de Juárez, en donde obtuvo más del 50 por ciento de los votos.

Los resultados del PREP, con el 100% de las actas computadas, muestran que en Oaxaca el tricolor ganó en solitario sólo dos municipios; en coalición con el PAN y PRD, obtuvo 31; cuando fueron en alianza con PAN, PRD y Panal triunfó en un municipio; en alianza sólo con el PAN, tuvo tres; junto con el PRD, se hizo de un ayuntamiento, y junto al PRD y PAN, de otro más. A nivel Congreso local, Morena obtuvo 19 distritos de 25, y los seis restantes los ganó la coalición de “Vamos por México”.

Oaxaca es actualmente gobernada por Alejandro Murat Hinojosa, hijo del exmandatario de esa misma entidad, el también priista José Murat Casab. Murat Hinojosa ha mantenido una relación cordial con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, al grado de que el mandatario oaxaqueño ha cerrado filas con el Gobierno federal en temas controvertidos como fue el caso del Pacto Fiscal, que un grupo de gobernadores busca reformar. “Yo he decidido que es mejor trabajar en conjunto con el Presidente, construir por el bien de Oaxaca y de México, que enfrentarme y denostar”, dijo Murat Hinojosa, por ejemplo, en diciembre pasado.

En Hidalgo, cuyo Gobernador Omar Fayad también ha respaldado las políticas del Presidente López Obrador, como es el caso de la estrategia de seguridad federal, hubo elecciones extraordinarias en los municipios de Ixmiquilpan, que ganó Morena en alianza con el PT, Partido Verde y Panal; y Acaxochitlán, en donde obtuvo la victoria Morena en solitario. A nivel Congreso, el PRI obtuvo en alianza con el PRI, PAN y PES solos cuatro distritos, mientras que los 18 restantes recayeron en poder de Morena, de acuerdo con las cifras del PREP, con el 100% de las actas computadas.

Donde el tricolor recuperó terreno fue en el Estado de México. Los datos del PREP —con el 98.77 por ciento de las actas computadas— indican que el PRI ganó casi el doble de los municipios que obtuvo hace tres años, con el triunfo en 22 ayuntamientos en solitario y 50 en alianza con PAN y PRD. El Revolucionario Institucional recuperó la capital, Toluca y el emblemático Atlacomulco que se tiñeron de guinda hace tres años. No obstante perdió dos municipios que por años le han pertenecido como Chimalhuacán e Ixtapaluca, en los cuales ganó Morena.

A nivel Congreso, el PRI también recuperó brío, luego de que hace tres años Morena se hiciera del control de esta instancia. En esta ocasión, ambos frentes se repartieron las curules de mayoría relativa con 23 para el PRI, PAN y PRD —20 en coalición, dos para el tricolor y una para el blanquiazul— y 22 para la alianza integrada por Morena, PT y Nueva Alianza.

En esta entidad, principal bastión del priismo, el Gobernador Alfredo del Mazo Maza —hijo del fallecido exgobernador priista Alfredo Hilario Isidro del Mazo González y primo del expresidente Enrique Peña Nieto— se ha alineado con el Presidente López Obrador con quien ha compartido escena en distintos eventos realizados por el Gobierno federal.

En tanto, en Coahuila, el PRI en alianza con el PRD ganó la mayoría de los municipios en juego: 25 de 38, entre ellos la capital Saltillo y Torreón, de acuerdo con los datos del PREP con el 100 por ciento de las actas computadas. En esta entidad, a diferencia de las otras tres, el Gobernador Miguel Ángel Riquelme ha mantenido un tono de confrontación con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, sumándose a la Alianza Federalista e indicando, en determinado momento, que no le “mendigaría favores” al mandatario federal.

Sin embargo, estas entidades renovarán sus gubernaturas próximamente. En Hidalgo y Oaxaca la votación a Gobernador tendrá lugar el año entrante, mientras que en el Estado de México y Coahuila se llevará a cabo en 2023, un año antes de la elección presidencial, en la que el PRI perfila ir acompañado del PAN y el PRI de nuevo.

Por Obed Rosas