Opinión

Internet: ¿Para Cuba?, ¿contra Cuba?, ¿sin Cuba?

Estados Unidos, Rusia y China envían naves y astronautas a la Luna y a Marte sin encomendarse a nadie porque allí no hay habitantes, gobiernos ni leyes. En cambio, no pueden despachar sin permiso aviones, drones, ni papalotes o cometas a ningún país porque en ellos hay autoridades y reglas. Cuba no es Marte.

El público cubano necesita Internet, redes sociales y todas las bienhechuras del progreso. Lo que no necesita es que tales avances se realicen como parte de imposiciones, violaciones de la legalidad, confrontaciones y potenciales conflictos. Una Internet impuesta, retaría al gobierno cubano, lo cual crearía nuevas tensiones y, en lugar de mejor, pudiera hacer peor la vida de los cubanos que tendrían un peligro y una preocupación más.

Una entronización semejante, pudiera ser bien vista por una parte de los isleños, pero no por la otra. Algunos aplaudirían, muchos no. Así, el empeño pudiera sumar cero. De querer hacerlo, Estados Unidos tiene muchos modos de ayudar, incluso hacerlo al margen del gobierno, sin necesidad de imponer sus políticas de un modo que, como reconoció el presidente Barack Obama, han fracasado, incluso han aislado a los Estados Unidos.

Por malas prácticas, las relaciones entre Estados Unidos y Cuba en los últimos 120 años, son un rosario de contradicciones, muchas de las cuales pudieron ser, sino evitadas, por lo menos atenuadas, tal y como trataron de hacer los presidentes Obama y Raúl Castro, ponentes de un enfoque pragmático, con el cual, en su momento y después, durante su campaña electoral, Joe Biden concordó.

En 1901, cuando Estados Unidos ocupaba militarmente la Isla, la presentación en el Congreso de ese país de la Enmienda Platt dio lugar a un debate zanjado con una votación de 159 votos a favor y 134 en contra en la Cámara de Representantes y 43 contra 20 en el Senado. La esencia de la discusión fue la posición ética de legisladores estadounidenses que consideraban que la Enmienda desdecía el compromiso contraído por la Resolución Conjunta del 20 de abril de 1898, según la cual: “…El pueblo de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente”.

Entonces el senador Morgan fue enfático: “…El que nosotros promulgamos una regla a la cual Cuba debe conformarse será una ofensa para esos hombres que están convencidos de que tienen derecho a gobernar en Cuba y que ese es su país… Es como si el Congreso dijese a los cubanos: “Aceptad esto o la muerte, porque Cuba no puede resistir… Aceptad esto y deponed vuestro orgullo nacional y de raza a los pies del anglosajón y dejad que os pisoteemos”.

El senador Teller, consideró que la Enmienda podría herir la susceptibilidad de los cubanos y comprometer a Estados Unidos…”, mientras el senador Bacon, señaló “Si nosotros estamos determinados a violar nuestra promesa… debíamos ir hasta el fin y apoderarnos de la Isla… Votaré en contra. Y el senador Culberson apuntó que con la Enmienda se proponía una ocupación deshonrosa…

En 1982, en un contexto enrarecido por recelos y agravios, cuando, como parte de la Guerra Fría, Estados Unidos confrontaba la Revolución Cubana por su alianza con la Unión Soviética y por su actividad internacional, el Congreso norteamericano aprobó la ley que autorizó la creación de la Radio Martí, aunque no lo hizo impunemente. Entonces la votación fue de 254 a favor y 143 en contra en la Cámara de Representantes. Lo mismo ocurrió en 1996 cuando, respecto a la ley Helms-Burton, las votaciones fueron de 336 a favor y 86 en contra y 74 a favor y 22 en contra en la Cámara de Representantes y el Senado, respectivamente.

Es difícil asimilar el hecho 120 años después, de que legisladores estadounidenses se opusieron a la Enmienda Platt, cuando los años 60 y la Guerra Fría están en el retrovisor, los Estados Unidos y Cuba restablecieron relaciones diplomáticas y el país es gobernado por nuevas generaciones; sin debates ni oposición y sin que ninguna voz lo cuestionara, en el Senado de Estados Unidos, el proyecto de imponer a la Isla un servicio de Internet administrado por el gobierno de aquel país, haya sido aprobado de modo unánime.

Obviamente esta circunstancia se asocia a fenómenos internos que caracterizan las situaciones tanto de Cuba donde aparecen eventos que indican fisuras en los consensos sociales, como en los Estados Unidos donde en la zaga de Trump, tiene lugar una derechización que hace temer por la salud de la democracia en ese país en el cual la ultraderecha de la emigración cubana recupera protagonismo.

Tal como lo veo, la sociedad cubana que se alegró del clima creado por las políticas aplicadas por Obama y se frustró con el retroceso protagonizado por Donald Trump, esperaba a que Joe Biden retornara a los buenos y fugaces momentos. Otra vez creo que Estados Unidos pudiera lograr más con la avenencia que con la violencia. Ellos escogen y los otros resisten. Los cubanos quieren, pero no así.