Opinión

Profesionalización contra impunidad policial

Policías municipales vuelven a estar en el ojo del huracán por un nuevo caso de abuso, en el que son señalados por la muerte de un joven de 23 años. Los hechos ocurrieron en Mérida, Yucatán.

Aunque cuatro elementos fueron detenidos e imputados por homicidio calificado en pandilla, tortura y violación agravada, un Juez de control los liberó por no tener elementos suficientes para probar su responsabilidad.

La decisión del juzgador no contradice los abusos cometidos contra José Eduardo, un joven originario de Veracruz a quien detuvieron en Mérida acusado de haber arrojado un pedazo de concreto contra un local.

La denuncia indica que José Eduardo tenía perforado un pulmón a consecuencia de golpes y mostraba signos de violación sexual.

Aunque la Fiscalía del estado presentó a cuatro elementos de la Policía Municipal, no pudo probar, de acuerdo con el juez, que ellos fueran los agresores.

Hace cinco meses, agentes de Quintana Roo se vieron inmiscuidos en la muerte, por abuso policial, de una joven centroamericana, a quien habían acusado de escandalizar en la vía pública.

Ambos casos evidencian la urgente necesidad de atender la capacitación y profesionalización de las policías municipales y estatales, y la importancia de la aplicación de protocolos en el uso de la fuerza.

Los policías preventivos o municipales son el primer contacto con el ciudadano, la cara visible de la ley y la justicia, para decirlo en términos llanos. La forma como ellos se relacionan con la población está determinada por el conjunto de normas que los rigen y la vocación de servicio que manifiestan.

Una preparación plena para los elementos policiales requiere, además de técnicas de sometimiento y manejo de armas, comprensión de los niveles en el uso de la fuerza y respeto a los derechos humanos. No es lo mismo someter a un joven desarmado que a un traficante que los repele a balazos.

Es evidente, en los dos casos mencionados y por lo que se aprecia en los videos que circulan en redes sociales, el abuso de fuerza contra las víctimas. Situaciones como estas, aunque son las menos, tienen un impacto negativo en la confianza ciudadana hacia las instituciones.

La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Inegi revela que en Mérida el 66% de la población considera efectivo el desempeño de la Policía Municipal, que contrasta con el 92% de San Pedro Garza, Nuevo León.

La generación de esquemas adecuados de seguridad pública demanda la formación de policías con vocación, cercanía con la gente y encaminados a aplicar la inteligencia en el combate a los generadores de violencia.

Esas son tres condiciones que se han aplicado en la Ciudad de México, impulsadas por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y articuladas por el Secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, que han redundado en una disminución sostenida en la incidencia delictiva.

La ciudadanía requiere policías convencidos del servicio que ofrecen y de la importancia del respeto a la ciudadanía. Es un pendiente en el que hay mucho por trabajar.