Cualquier mariscal ruso que reciba misión de avanzar sobre Ucrania, lo hará en dirección Este-Oeste, en un frente paralelo a la frontera que puede abarcar hasta 500 kilómetros con terminales en Vorónezh y Rostov del Don. En tal caso, Rusia pudiera alegar que, técnicamente no estaría invadiendo a Ucrania, sino penetrando en las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, las cuales, al igual que una vez ocurrió con Crimea, Abjasia y Osetia del Norte, fueron territorios rusos. Al marchar desde esta dirección, se evade Chernóbil.
Se puede asegurar que Rusia no atacará desde Bielorrusia, primero porque aquel país, por más aliado que sea de Putin, no se prestará a tal despropósito y, “Si lo hiciera, me comentó el profesor Juan Sánchez, un erudito en la materia, estaría importando un conflicto de pronóstico reservado y echando sobre sí un baldón para toda la eternidad”. A ello se añade que, probablemente, no habría ningún ucraniano presente para defender un territorio que nadie querría ocupar.
Es también impensable que haya algún país exsocialista y ahora miembro de la OTAN, fronterizo con Ucrania, como Eslovaquia, Polonia, Rumania, Hungría y Moldavia dispuesto a sumarse a la aventura de enviar tropas a Ucrania para confrontar allí a las huestes rusas. De ocurrir probablemente Rusia se sentirá liberada de cualquier inhibición hacia ese Estado y veríamos en Europa una guerra tan grande como nadie quiere ver.
Aproximarse a Chernóbil, en la frontera con Bielorrusia, un área de unos 3.000 km² donde, durante el mayor accidente nuclear registrado en la historia, se expusieron alrededor de 190 toneladas de uranio y se liberaron a la atmósfera y al suelo unas seis toneladas de combustible nuclear físico, sería asumir riesgos inaceptables de contaminación radioactiva.
Mis primeras lecciones sobre el mineral maldito, las recibí en mi juventud en circunstancias que no comentaré. Entonces aprendí que el período de semidesintegración del uranio 238 es de 4.470 millones de años, lo cual significa que, cualquier cantidad de uranio, dejada a la espontaneidad, demorará ese tiempo en perder sus propiedades radioactivas.
De ahí que, en el área de Chernóbil habrán de transcurrir alrededor de 20 mil años antes de que algo útil pueda hacerse. El escenario más posible es que no sea Rusia la que ataque a Ucrania, sino que, antes lo haga Ucrania contra Donetsk y Lugansk y Rusia se movilice en defensa de esos enclaves con los cuales se considera obligado, mientras la OTAN no lo estaría con Kiev. Lamentablemente me parece que, en el actual estado de cosas, todos los caminos conducen a la confrontación, y que todos son caminos equivocados. Estados Unidos, la OTAN y Rusia deberían dar media vuelta. Se les acaba el tiempo. Allá nos vemos.