Opinión

La nueva revista Cambio trae en la edición del 13 de febrero un artículo sobre alianzas del ejército con narcotraficantes, guerrillas y disidencias. La nota periodística se produce en alianza entre la revista y Noticias UNO, un noticiero independiente, y asegura que tiene grabaciones de la reunión de comandantes de la Brigada 29 del ejército nacional “que administra un corredor por el que fluyen 150 toneladas de cocaína al año, el 15 por ciento del consumo mundial”.

En esas grabaciones el general Jorge Hernando Herrera explica que actúa en coordinación con la organización criminal de Los pocillos en contra de la banda criminal (bacrim) de Gentil Duarte.

“Hermano, entienda, los manes siguen manejando el narcotráfico, siguen delinquiendo. Esa es la puta guerra…Yo me reúno con ellos, ellos vienen acá, hablan conmigo”, dice el General como justificación de su alianza, con un lenguaje que no suponíamos fuera el de reuniones formales del ejército. Dejó claro en esa reunión que “prefiere ver a los enemigos muertos que capturados: “Y, usted tiene que neutralizar esa estructura, pero neutralizar es darlos de baja”.

La conversación es de julio de 2019 y en ella el General desmenuza los organigramas de esas organizaciones aliadas suyas, más la de Ramiro o Ramirito, que es del Frente 29 del ELN. Tres meses antes, el General informó a la prensa que había dado de baja a alias “Jaison”, uno de los cabecillas de Gentil Duarte.

La revista Cambio dice que en el Cauca, la región donde se dan estos hechos, era sabido que el ejército apoyaba a unas bandas contra la de Gentil Duarte e incluso hubo movilizaciones de campesinos para denunciar ese hecho y pedir que el ejército saliera de la zona.

Cita, asimismo, un informe de la organización Paz y Reconciliación (Pares), muy consultada incluso en reportes oficiales, en donde Ariel Ávila, su investigador más reconocido, hace una entrevista a un jefe de la banda de Gentil Duarte, posteriormente dado de baja, el cual le dice que sus hombres se habían enfrentado con guerrilleros del ELN revueltos con soldados del Ejército en el Norte del Cauca. Y que en un enfrentamiento con el ejército encontraron entre los dados de baja personas con brazaletes de la disidencia de las FARC de Iván Márquez, la Segunda Marquetalia.

Unos meses antes, el ejército reportó que había dado de baja a Navides Chilhueso, alias “Tigre Indio”, guerrillero del ELN que había participado en las conversaciones de paz en Quito; su frente fue posteriormente aniquilado por paramilitares y las FARC los acogieron en una muestra de fraternidad guerrillera para que conformaran el Frente Suroccidental de guerra en el Cauca. A pesar de la muerte de su líder, el frente seguía su alianza con el ejército, por lo cual resultaba extraña su muerte. Se explicó esto luego porque quienes le dieron de baja no eran las unidades bajo el mando del general Jorge Hernando Herrera.

En la reunión citada, el General dice que “hay una bulla” porque “al man no le encontraron ninguna arma, no hubo ningún combate”, es decir, le plantaron la pistola y las granadas que reportan haberle encontrado luego del “combate”.

En reunión posterior con los dos medios que contaban con la grabación citada, el General Herrera, ya ascendido a Mayor General, habló de que él si se había reunido con los guerrilleros, pero en su carácter de firmantes de una propuesta de paz, como si no hubiera constancia de sus afirmaciones y, también contra la evidencia, dijo que sólo está de acuerdo con dar de baja a los enemigos si están armados.

Los periodistas hicieron llegar entonces un cuestionario al Comandante General del ejército, General Eduardo Zapateiro, preguntando si el ejército acepta la realización de operaciones conjuntas con organizaciones al margen de la ley y qué acciones piensan tomar ante las adelantadas por el General Herrera.

El General Herrera, en un comienzo, respondió que los periodistas debían acudir de manera urgente a los organismos de control a denunciar los hechos, pero casi de inmediato les envió otra comunicación diciendo que analizarían los hechos para poder tomar determinaciones y posteriormente otra respuesta adicional copiando lo que oficialmente rige para la fuerza pública pero sin concretar respuesta a la solicitud inicial.

Como dicen los periodistas que adelantaron este informe, no es novedad que el ejército se alíe con bandidos: así ocurrió cuando, junto con agencias de Estados Unidos, se aliaron con los pepes (perseguidos por Pablo Escobar) para dar de baja a éste, pero sí es extraño que un General de la República reconozca oficialmente en una reunión de comando sus alianzas con un grupo al margen de la ley para combatir a otro.

Al día siguiente de la publicación de este artículo en la revista Cambio, el General Herrera fue destituido.