Opinión

Ius ad bellum (derecho a la guerra) o licencia para matar

Entre las reflexiones sobre la guerra, la más reciente y de las más intensas figuran las consideraciones acerca de las guerras “justas e injustas”, con lo cual se reivindicó la fi gura surgida en la antigüedad del: Ius ad bellum (derecho a la guerra), lo cual establece la moralidad del conflicto armado entre Estados, único caso en el cual matar no es punible.

En los países que carecen de población originaria, constituyen una sola nacionalidad, no conocen las contradicciones étnicas ni las pugnas confesionales, la política y las cuestiones sociales se operan a partir de criterios ideológicos y conceptos de clase social. En ellos la cuestión nacional no es relevante y las contradicciones nacionales escapan a su comprensión, lo cual se expresa en las dificultades para procesar elementos esenciales de la guerra entre Rusia y Ucrania que es, entre otras cosas, un conflicto de nacionalidades y etnias.

Ocurre así porque debido a que en el imperio zarista que incluyó a Rusia y Ucrania, no se desarrolló el capitalismo y, en 1917 cuando abdicó el zar, el liberalismo era prácticamente desconocido allí, ocurrió lo que Karl Marx descubrió que había sucedido en Europa. En la más conocida y popular de sus obras y la que le acarreó más enemigos, el Manifiesto Comunista, el fundador del socialismo científico, por cierto, un eurocentrista (como todos los intelectuales de su tiempo) expuso de modo rigurosamente científico el proceso mediante el cual, los problemas nacionales fueron básicamente sobrepasados en Europa, menos en Rusia.

“Nuestra época -refirió Marx- , la época de la burguesía, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado...”.

El hecho de que Rusia y parte del imperio zarista transitó del despotismo feudal a la construcción del socialismo inspirado en la dictadura del proletariado, no sólo no permitió el despliegue del liberalismo y la democracia liberal ni el conocimiento de las corrientes filosóficas y políticas europeas de su tiempo, sino que no permitió la superación de los atavismos nacionales.

Ese fenómeno de atraso cultural político explica la constancia y amplitud con que Vladimir I. Lenin, un ruso típico, procedente de las clases acomodadas, pero ilustrado y políticamente avanzado, criticó el nacionalismo ruso, muchas veces condenado como “chovinismo” La guerra que se libra en Ucrania, centrada en diferencias nacionales y locales, así como en reivindicaciones territoriales que la construcción del socialismo daba por sobrepasadas y que se revelaron con el colapso de la Unión Soviética en cuyo territorio surgieron 20 Estados y estallaron diversos conflictos étnicos, el más reciente el que tiene lugar entre Rusia, Bielorrusia y Ucrania es expresión de atraso.

Sin ofender. Es cierto que la OTAN y Europa Occidental, ambas bajo la batuta de Estados Unidos son los instigadores del conflicto, lo cierto es que la guerra y su extrema brutalidad, es favorecida por atavismos que a veces recuerdan el primitivismo tribal o las épocas de la historia europea denominadas bárbaras