Opinión

La OTAN de 360º

En sus 73 años de existencia la OTAN se ha adaptado al mundo real existente, ahora se le presenta la oportunidad de cambiarlo. El Concepto Estratégico adoptado en Madrid es el programa para la anulación de Rusia como contraparte de los Estados Unidos, función para la cual, además de armas nucleares se requiere de potencial económico y tecnológico, de alianzas internacionales y de un considerable capital político.

El Programa aspira, además, a la neutralización de China y a la anulación de toda disidencia estatal por vía de impedir que ningún país o grupo de ellos, acumule potencial e influencia política, como para desafiar la hegemonía que Occidente no necesita construir porque ya la posee, aunque procura reforzarla.

Los principios que rigen el orden internacional: “Igualdad soberana de los Estados, independencia nacional y autodeterminación”, continuarán vigentes, aunque, en mayor medida que ahora, recordarán a la libertad que tiene el mono para hacer todas las maromas que quiera dentro de la jaula, excepto salirse de ella. En el ámbito internacional, como ocurre a escala local, la democracia funcionará con oposición tolerada, mientras no ponga en peligro las bases del sistema.

Un valor añadido sería separar a China, considerada no como una amenaza, sino como un “desafío” de Rusia o impedir que la alianza estratégica entre ambas potencias adquiera significado militar. El enfoque que deja abierta la posibilidad de coexistencia pacífica, puede armonizar con la proyección de China que, parece decidida de escoger por sí misma sus batallas y, salvo que se les impongan, no se interesa en aventuras militares.

De hecho, la OTAN se propone precisar los perfiles de la arquitectura global que en gran medida se ha levantado espontáneamente, corrigiendo sobre todo aspectos de entidad política y militar, todo ello en diez años y liderado por Estados Unidos. ¿Será posible? ¿Son metas alcanzables? ¿Qué pudieran hacer Rusia y China? Por otra parte, el concepto de “una OTAN de 360 grados”, o lo que es lo mismo no limitada a Europa ni al Atlántico, sino habilitada oficialmente para operar a escala global, no sólo geográfica, sino temáticamente, anuncia que la Organización, además de en el Ártico, se involucrará en los temas de la ampliación de las capacidades nucleares de Rusia, China, Corea del Norte y otros países, así como de la proliferación atómica. Aunque es poco creíble, el documento expresa cierta voluntad de auspiciar el desarme nuclear.

La OTAN (360º), además de brazo armado del “imperio global” a cuyo nacimiento asistimos, será una entidad política, en cierto sentido una ONU en campaña que será protagonista en materia de lucha contra el terrorismo, cambio climático y ciberseguridad, precisando el enfrentamiento a “actores malignos” que interfieran con los gobiernos y sus agencias, penetren los servicios de inteligencia, se apropien propiedad intelectual e interfieran con actividades militares.

Entidades como WikiLeaks y Anonymous pudieran ser objetivos para la OTAN. La proyección de la OTAN (360º) y los Estados Unidos omiten o ningunean a la ONU debido a que la presencia de Rusia y China en el Consejo de Seguridad y su capacidad de veto estorban su utilización como herramienta para Occidente. En la medida en que no se le consulte, el veto en la ONU se tornará irrelevante. Restarle vigencia y desarrollar un multilateralismo sólo para ellos parece la receta.