Opinión

Los ataques de Hamás no ocurrieron de la nada. El pueblo palestino ha sido sometido a 56 años de ocupación asfixiante

Los actuales y dolorosos acontecimientos en la guerra de tierra arrasada con que Israel está respondiendo al inexcusable acto terrorista de Hamás, hacen necesario incluir en los análisis hechos muy anteriores que explican el presente.

Israel no acepta ninguna crítica sin importar quien la emita: es la primera vez que un país se considera con el derecho a descalificar de manera grosera al Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, porque éste, en una declaración muy ponderada, condenó el ataque de Hamás como crimen contra la humanidad, pero agregó algo evidente: “Es importante reconocer también que los ataques de Hamás no ocurrieron de la nada. El pueblo palestino ha sido sometido a 56 años de ocupación asfixiante… (Los palestinos) “han visto sus tierras constantemente devoradas por los asentamientos y plagadas de violencia. Su economía fue asfixiada. Su gente fue desplazada y sus hogares demolidos. Sus esperanzas de una solución política a su difícil situación se han ido desvaneciendo”.

De inmediato, Netanyahu dijo que el Secretario General de la ONU debería dimitir y negó visados de entrada a cualquier funcionario de ese organismo.

No puedo dejar de preguntarme: ¿qué lleva a un país, creado precisamente por una resolución de la ONU, a sentirse por encima de las reglas que rigen para todas las naciones con la seguridad de que no va a recibir sanciones? ¿Cómo es posible que el embajador de un país se sienta por encima de las leyes de la diplomacia para burlarse como un patán del presidente del país ante el cual él representa al suyo?

Será por la conciencia culposa que ha generado en buena parte de la comunidad internacional el crimen imperdonable del nazismo contra ellos y que el Estado de Israel explota de manera tan eficaz? Ese poder no pueden exhibirlo los gitanos, también sometidos como los judíos a un intento de exterminio en esos mismos campos de concentración. Por supuesto, tampoco los comunistas, ni los discapacitados o los eslavos a quienes los nazis también intentaron exterminar y los recluyeron en los mismos campos. Pero nadie como Israel para exigir al mundo entero que la deuda por su sufrimiento es eterna.

Al igual que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, el poeta y Premio Nobel José Saramago luego de una visita a Israel y Palestina en marzo del 2002 como parte de una delegación del Parlamento Internacional de Escritores, comparó la situación en Gaza con la que padecieron los judíos en Auschwitz. Dijo que Auschwitz es una herida abierta “pero es también una herida que ellos no quieren ver cicatrizada, que constantemente arañan para que continúe sangrando, como si pretendieran hacernos responsables de ella”.

Para ello acuden hasta a la Biblia y, para presentarse como el lado débil, pero valiente de la confrontación desde tiempos ancestrales, traen a cuento la “historia” de David y Goliat. Pero este poeta da otra explicación: el fuerte era David porque tenía un arma capaz de matar a distancia.

Va más allá y dice que Israel es rentista del Holocausto. Muestra también cómo muchos judíos están contra las actuaciones de su Gobierno contra Palestina, incluso soldados que han pagado cárcel por negarse a prestar servicio en territorio palestino, pero ninguno tiene la fuerza suficiente.

Cita Saramago al poeta Juan Gelman, judío argentino, quien cuenta que la mítica cantante israelí Yaffa Yarkoni, que acompañaba a las tropas israelíes desde hacía más de 50 años, luego de ver imágenes del arrasamiento del campo de refugiados de Yenin en el 2002, donde Israel cometió crímenes de guerra, trato degradante a detenidos, torturas, detenciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza, uso de escudos humanos, bloqueo y ataques a la asistencia médica, bloqueo del abastecimiento de agua y alimentos, destrucción y daños de las infraestructuras civiles y la propiedad privada, dijo: “Es lo mismo que nos hicieron en el Holocausto. Somos un pueblo que atravesó el Holocausto. ¿Cómo somos capaces de hacer esto?’. Reuven Rivlin, ministro de Comunicaciones, la calificó de blasfema y se suspendió un homenaje a Yarkoni que se venía preparando desde hacía dos años.

No quise no hablar de la actualidad de la guerra de tierra arrasada que Israel está desarrollando contra Palestina, sino remitirme al pasado, para resaltar cómo son de ciertas las palabras del Secretario de la ONU cuando dijo que el ataque de Hamás no se produjo de la nada, sino que viene de una agresión y expoliación continuada desde el 1948. Nada nuevo bajo el Sol, más que el recrudecimiento de la barbarie.

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LV