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Opinión

Un plebiscito por la paz

El fiscal general de Colombia, Francisco Barbosa, propuso un plebiscito para que el pueblo decidiera si está de acuerdo o no con que se adelante ese proceso

El fiscal general de Colombia, Francisco Barbosa, propuso, como si estuviera tirando un salvavidas al proyecto de Paz Total del Gobierno, que se realizara un plebiscito para que el pueblo decidiera si está de acuerdo o no con que se adelante ese proceso.

A primera vista, parecería un honesto aporte a la consecución de la paz en Colombia, siempre esquiva y en este momento surcando muy procelosos mares, pero es en realidad un artero disparo a la propuesta de paz en la que está comprometida buena parte del país. No es honesta porque ya hemos transitado por esas aparentes sendas democráticas que nos hicieron demorar meses en lograr la desmovilización de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En esa ocasión, por un error monumental de cálculo del expresidente Juan Manuel Santos, a quien, luego de haber logrado el acuerdo de desarme con esa guerrilla, se le ocurrió en mala hora convocar un plebiscito para ratificar popularmente ese logro, convencido de que era imposible que la gente votara en contra de la paz. Pero la derecha concentró todos sus esfuerzos en montar una campaña con la que convenció a la gente de que votar SÍ significaba que se implantara una “ideología de género” con la cual obligarían a sus hijos a convertirse en homosexuales, que con ese voto se estaba aprobando que Colombia se convirtiera en otra Venezuela o Cuba, que se le regalaría la mitad del país a los guerrilleros y otros absurdos más que, por imposible que parezca, atemorizaron a los votantes, que rechazaron el Acuerdo de Paz.

El ya mencionado Fiscal se ha caracterizado por sus intentos de torcer la ley para favorecer a sus aliados de la derecha más radical, como ocurrió en el proceso penal contra el expresidente Álvaro Uribe, su ídolo, derivado de la acusación al hermano de éste de haber conformado una banda paramilitar que asesinó a varias personas. En las investigaciones del caso, intentó enlodar a un conocido senador de izquierda, acusándolo de compra de testigos para que declararan contra él. El proceso llegó al Tribunal Superior y éste dictaminó que quien había manipulado testigos fue Uribe. Un verdadero tiro en el pie; un perfecto bumerán.

Así que continuó el juicio y ocurrió lo impensable: la Fiscalía, cuya función es acusar, se convirtió en defensor del expresidente; se dio otra instancia del proceso y repitió el atropello. Ahora, ya próximo el fin del periodo de este Fiscal, el presidente Gustavo Petro ha presentado una terna de tres mujeres honestas y experimentadas para que la Corte Suprema escoja entre ellas a quien deberá suceder a este prevaricador. Eso explica su prisa en echar por tierra el proyecto de la Paz Total.

Ha calculado muy bien el Fiscal el momento para presentar su propuesta del plebiscito cuando el proyecto de Paz Total se encuentra en un punto vulnerable: el ELN, que había firmado un cese al fuego por seis meses, ha insistido en seguir secuestrando; el Estado Mayor Central (EMC), conformado por disidentes de las FARC que se desmovilizaron, han arrinconado poblaciones enteras e hicieron salir del corregimiento de El Plateado, en el Sur del país, a una columna del Ejército, y hay otros remanentes de la guerrilla que persisten en sus relaciones con el narcotráfico.

No es menos grave lo que demuestra la última entrevista realizada por la revista Cambio a la vicepresidente Francia Márquez, personaje muy popular, surgida de sus luchas por su comunidad, en la que se muestra desestimulada, abatida porque considera que no va a poder cumplir con las promesas con las cuales fue elegida, que su cargo no tiene ningún poder y dice que siente tristeza “porque mi Gobierno no ha podido cumplir todo lo que prometió”, por “trabas administrativas, pero también por muchos egos e intereses personales”, y concluyó diciendo: “Estoy perdiendo la esencia de lo que soy”.

Para agravar la situación, la imagen del Presidente ha caído al 32 por ciento. Esto, en parte por sus errores, pero también por posturas fieles a su ideario, como en el caso de su rechazo total al genocidio de Israel en Palestina.

Sin embargo, se vislumbra una luz de esperanza: además de la próxima reunión del presidente Petro con el expresidente Uribe, su enconado rival, para aplacar la polarización, endurece la estrategia de negociación: condiciona la mano tendida a los grupos armados a su rechazo definitivo y verificable al secuestro, con un cronograma serio y claro del camino a su desmovilización.

Como desde hace por lo menos 33 años, seguiremos esperando que esos grupos acepten el fracaso de la lucha armada.

 

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