Opinión

¿Es posible negociar la paz en Ucrania?

La juventud condenada a inmolarse en los campos de batalla, necesitan la paz que, obviamente, no llegará por vía armada

Desde el 2022, cuando se desató la invasión a Ucrania, diversas personalidades y fuerzas políticas de todos los continentes y colores, menos los interesados, han desplegado ingentes gestiones para detener la guerra. Al parecer, al principio ambos contendientes creyeron poder ganar en el campo de batalla. Para Ucrania se trata de una quimera y para Rusia de una misión imposible. Una no puede ganar y la otra no puede perder.

Casi dos años de duras batallas, enormes pérdidas humanas y la destrucción material, pueden haber modificado las percepciones iniciales de los líderes que no hicieron lo suficiente para evitar la contienda y ahora, probablemente muestren una mejor disposición, siempre y cuando se le muestren opciones viables.

La respuesta a si es posible negociar el fin de la guerra, es sí, y la razón es que ambas partes, principalmente y la juventud condenada a inmolarse en los campos de batalla, necesitan la paz que, obviamente, no llegará por vía armada.

Nadie debe esperar una rendición incondicional de Ucrania, como hicieron Alemania y Japón en la II Guerra Mundial, tampoco se hará bajo las condiciones de Rusia que insiste en la anexión de Crimea, Donbass y otras regiones, y tampoco con las Ucrania que no acepta la fórmula propuesta por Henry Kissinger de “territorio por paz”. ¿Cómo será entonces posible?

El camino más corto y tal vez el único por ahora posible es negociar un armisticio, como el que en 1953 puso pausa a la guerra de Corea, que se mantiene vigente 70 años. Curiosamente, en aquel momento la negociación fue posible por la intervención de la Unión Soviética, cuyo núcleo era Rusia.

En este caso, las partes pudieran acordar un alto al fuego en las posiciones actualmente ocupadas y adoptar una moratoria de al menos 10 años en los cuales los beligerantes y sus aliados se abstendrán de realizar operaciones militares, incluidos ejercicios y de reforzar las posiciones ocupadas. El acuerdo debe incluir la inmediata liberación de todos los prisioneros y el retorno (voluntario) de todos los desplazados.

Los ahora adversarios, se comprometerán a no realizar cambios políticos ni demostraciones de esa índole en las regiones ocupadas, no establecer autoridades gubernamentales, no elaborar constituciones, imprimir mapas, ni otros documentos análogos, ni realizar elecciones ni referéndum de ningún tipo.

Una situación ideal sería establecer zonas desmilitarizadas y, en los territorios ocupados, instalar fuerzas de paz internacionales y autoridades administrativas y de mantenimiento del orden, cuya integración y atribuciones formarán parte de las tratativas. En la fase de negociación pudiera asumirse la propuesta del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de crear una especie de comité formado por países no comprometidos con el conflicto propuesto por Rusia y Ucrania.

Una vez adoptados los acuerdos para el armisticio, los mismos pudieran ser validados por el Consejo de Seguridad de la ONU que, de ese modo, recuperará su función original de órgano responsable por la paz y la seguridad mundial, superando la actual situación en la cual cuatro de sus cinco miembros son parte del conflicto.

Lo acordado pudiera incluir el compromiso de la OTAN y de la Unión Europea de, mientras esté vigente el armisticio, no sumar nuevos miembros y de Ucrania de deponer, por ese mismo período, las aspiraciones de sumarse a tales alianzas. Rusia se abstendría de reforzar a sus aliados fronterizos con Ucrania, especialmente Bielorrusia. El Mar Negro y el Mar de Azov serán abiertos a la navegación y el comercio mundial bajo supervisión internacional.

Nadie cree que será fácil, pero estoy convencido de que es posible, únicamente se necesitan, buena fe, humanismo, altura política y voluntad para dar un chance a la paz y honrar la condición humana que no necesita de la guerra.