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Opinión

Las guerras de ayer y de mañana

A pesar de la Guerra Fría, el mundo se preparó para la paz y disfrutó de ella durante décadas en las cuales las grandes batallas fueron ideológicas y políticas

Debido a que las últimas guerras de posiciones, prolongadas, con grandes operaciones terrestres y batallas navales fueron la II Guerra Mundial, hace 78 años, y la Guerra de Corea, hace 70, las experiencias, incluso las referencias al respecto son mínimas. De aquellas gestas prácticamente no quedan veteranos y varias generaciones de oficiales y altos mandos se iniciaron y jubilaron sin oler la pólvora.

A pesar de la Guerra Fría y de conflictos locales más menos intensos, el mundo se preparó para la paz y disfrutó de ella durante décadas en las cuales las grandes batallas fueron ideológicas y políticas, hasta que hace poco, con mínimo aprecio por los dones alcanzados, en Ucrania se desató una guerra que implica a unos 40 países, entre ellos cuatro potencias nucleares.

Por otra parte, las superpotencias (Estados Unidos y la Unión Soviética) crearon insumos e infraestructuras para la guerra nuclear, desarrollando, sobre todo, misiles intercontinentales y de alcance medio, submarinos nucleares y buques de superficie lanzamisiles. En el caso de los Estados Unidos hubo un desarrollo de los portaaviones.

Durante esa etapa, Alemania y Japón, por haber sido promotoras de la II Guerra Mundial en la cual fueron derrotados, estuvieron excluidas de la perspectiva militar y de la carrera de armamentos, Europa Occidental y Oriental se acomodaron bajos las sombrillas nucleares de la URSS y los Estados Unidos, respectivamente y, con la excepción de Inglaterra, Francia, Turquía, España e Italia, el potencial militar de los restantes 25 países de la OTAN es limitado.

Ello explica que la guerra en Ucrania sea esencialmente una guerra “vieja” que se libra con las armas y las tácticas de hace 80 años. Los tanques, cañones, obuses y morteros de hoy disparan con mejores cadencias y son más precisos, pero en esencia tienen la misma función. Las imágenes de las ciudades bombardeadas y destruidas en Donbass, las ofensivas y las retiradas son del mismo diseño y, lamentablemente no ha cambiado el empleo masivo de tropas, lo cual explica que, según datos de las partes, los muertos se cuentan por muchas decenas de miles.

Debido a lo vetusto de la confrontación, no es posible asumirla como un ensayo general de una probable III Guerra Mundial que obviamente se librará en otras escalas, con otras tácticas y, sobre todo, con otras armas.

Según cálculos académicos no descaminados, de desatarse ese conflicto, en el cual los protagonistas serán los misiles intercontinentales y de alcance medio, así como las flotas de submarinos armados con cohetes y torpedos nucleares, grandes buques de superficie portamisiles y la aviación estratégica, sobrarán la mayor parte de las tropas y el 90 por ciento de la técnica militar y, debido a que, en las primeras horas serán destruidas no menos de 40 ciudades en las que habitan más de 100 millones de personas, presumiblemente la guerra no dure más de tres días.

Lamentablemente no se hace lo suficiente para evitar que semejante tragedia ocurra, lo cual se evidencia en la indiferencia ante los llamados a la paz en Ucrania mientras, en torno a Taiwán, se gesta un peligroso conflicto de pronóstico reservado. De lo ello les contaré en una próxima entrega.

 

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