Hace unos meses muchos aseguraban que el candidato del PAN a la gubernatura sería el eterno alcalde de Mérida, Renán Barrera, pero a la gran mayoría que aseguraba este hecho se les olvidó un máxima que dicta: “En la política nada está escrito sobre piedra”.
Hoy las cosas han cambiado, se ven posicionarse otros aspirantes y todo pinta que a Renán se le puede caer la sopa del plato a la boca. Quizá uno de los principales errores de Barrera Concha es haberse repetido una mentira tantas veces que terminó por creerla y no darse cuenta de que su versión de lo que debía suceder en la sucesión gubernamental no era necesariamente la versión que veía el grupo que realmente detenta el poder en Yucatán.
Renán no sólo comete ese error, hay muchos más, entre ellos el no escuchar, el de cerrarse, el de comenzar a repartirse el pastel antes de tenerlo servido en su mesa, el de prometer cargos y posiciones que aún no tiene, o el de comprometer contratos y obras que aún no controla, pero quizá el principal error de Renán es la soberbia, seguir pensando que el PAN le pertenece y que puede hacer con ese instituto político lo que él quiera, cuando en realidad quien controla a ese partido es el gobernador Mauricio Vila.
Renán siempre quiso sentirse a la altura de Vila, lo veía como su igual, nunca le mostró verdadero respeto, siempre hizo lo que quiso, cuando él lo quiso, ¡ah, pero eso sí! Si alguien más osaba destacar, de inmediato venían las reclamaciones, las llamadas y las amenazas.
Hoy, vemos a otros actores crecer y como es natural se comienza a dudar si realmente Renán Barrera será el candidato a la gubernatura por el PAN y si no lo es ¿qué pasaría? ¿Cuánto afectaría al PAN su ausencia en la candidatura? Pues realmente no pasaría gran cosa, Renán por sí mismo no tiene estructura, el actual alcalde de la capital está inflado y su valor político personal es modesto, recordemos que siempre que Barrera Concha ha ganado una elección lo ha hecho montado en una estructura panista, no en un movimiento generado por él mismo.
En este orden de ideas podemos hacernos otra pregunta: ¿qué es lo peor que le puede pasar al PAN si Renán hace un berrinche y decidiera irse de ese partido? Tampoco gran cosa, los intereses que lo respaldaban muy pronto buscarían arropar a la nueva o al nuevo ungido, las estructuras del PAN lo verían como un traidor que sólo usaba al partido azul para satisfacer sus intereses; además ¿a dónde se iría? ¿A Movimiento Ciudadano con Ivonne Ortega? ¿A Morena con todos los expriistas que al igual que él buscan desesperadamente un hueso?
La respuesta es contundente, Renán puede amagar todo lo que quiera, pero no tiene a dónde irse más que al Senado, a una diputación federal o disciplinarse y ser el titular de alguna secretaría a las órdenes de la nueva o el nuevo Gobernador, por supuesto en caso de que la alianza gane las elecciones.
De política nadie realmente sabe gran cosa, todos los días vamos aprendiendo y por lo que se ve venir, es muy posible que la vida le tenga reservada una gran lección al alcalde meridano.