El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, realizó una visita sorpresa a Kiev el pasado miércoles, dos días después de la sustitución del general, Oleksí Réznikov, ministro de Defensa, quien comandó tres meses de la contraofensiva ucraniana y más de 550 días de guerra.
El reemplazo del veterano general ucranio, estuvo precedido por duras críticas de altos militares de Washington bajo condición de anonimato, divulgadas por el periódico, The New York Times, sobre una “equivocada estrategia” militar de Ucrania, “al mantener abierto dos frentes en el este y el sur, restando su capacidad ofensiva”.
La aparente controversia sobre la estrategia a seguir, tiene sus antecedentes el pasado mes de agosto, durante una videoconferencia, en la que altos militares norteamericanos y británicos, instaron al general ucranio, Valery Zaluzhnyi, a enfocar la ofensiva en “un solo frente principal”. La reciente “alerta” norteamericana, llamó la atención sobre la cantidad de tropas ucranianas cerca de ciudades en el este, como Bajmut, en lugar de estar cerca de Melitopol y Berdiansk en el sur, frentes que son considerados estratégicamente “más significativos”. La advertencia insiste en que los ucranianos, “están muy dispersos y necesitan consolidar su poder militar en un solo lugar”.
Trascendió que la agenda de Blinken con Zelenski, se centró en la “contraofensiva” militar contra Rusia. El objetivo es ayudar a Ucrania con la red de satélites y que las tropas ucranianas aprovechen el armamento recibido de países occidentales, para fijar en los próximos meses las nuevas fronteras del frente, desde las que abordar “un nuevo proceso de paz que no suponga grandes cesiones de territorio”, lo que suena como futuro lema de campaña electoral del presidente, Biden.
Al término de su reunión con Zelensky, Blinken anunció una ayuda adicional a Kiev de “más de mil millones de dólares” y reiteró que Estados Unidos está “decidido a continuar caminando lado a lado con Ucrania”, calificando un “progreso” en la contraofensiva ucranio, sin dar detalles, como “muy, muy alentador”.
El nuevo paquete de ayuda militar, incluye hasta 175 millones de dólares para reponer las fuerzas ucranianas con armamento que Estados Unidos ha entregado al país, incluyendo componentes del sistema de defensa aérea, sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes guiados HIMARS, municiones y sistemas de comunicaciones. La asistencia militar incluye por primera vez, municiones de uranio empobrecido, destinadas a dispararse desde tanques Abrams estadounidenses. Según una hoja informativa del Departamento de Estado, estas armas procederán de las existencias del Pentágono.
Si la aparente discrepancia sobre “estrategia” entre los oficiales norteamericanos y sus colegas ucranios, es real o forma parte de la guerra sicológica contra Rusia, es difícil de saber. Sin embargo lo que se impone con fuerza contundente, es el creciente involucramiento de EEUU y su brazo armado la OTAN en el conflicto, como para pensar que la “estrategia” de guerra contra Rusia en Ucrania, pueda quedar en manos del comediante-presidente y sus inexpertos generales.