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En los últimos seis años, Yucatán ha mejorado en su situación económica; sin embargo, ha sido geográficamente desigual

La economía, con sus clásicos indicadores como, empleo, PIB y exportaciones, se vuelve más comprensible cuando se la observa en un entorno de paz y orden social. Estas mediciones básicas pero insuficientes son una responsabilidad compartida, privada y pública, se reconocen los avances, pero existen realidades que enfrentar y con gran optimismo miramos hacia el futuro.

Desde 2018 hasta 2024, Yucatán ha mostrado una trayectoria positiva. El estado ha experimentado un bajo índice de desempleo y un crecimiento económico superior al promedio nacional. Sin embargo, ¿es este avance suficiente? Entendemos que el crecimiento económico por sí solo no asegura un progreso social sostenible. El desafío principal es que el crecimiento en Yucatán ha sido geográficamente desigual. Aunque la pobreza ha disminuido en el estado a un 36%, en Mérida es un 20%. Es esencial abordar esta desigualdad como una prioridad en los próximos años.

Las políticas públicas hasta ahora han favorecido la promoción de nuevas empresas, especialmente extranjeras, pero han descuidado el desarrollo de las empresas existentes, especialmente en el interior del estado. La nueva visión debe ser más inclusiva, tomando en cuenta indicadores de evaluación más completos.

El PIB, que refleja la suma de las ventas en todos los segmentos de la economía, tanto formal como informal, no proporciona una imagen completa de la distribución del ingreso por tipo de empresa o región. Tampoco evalúa la calidad de vida ni la igualdad de condiciones en el mercado, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (pymes). Por lo tanto, el PIB por sí solo no garantiza un desarrollo social equitativo.

La inversión, a menudo considerada la base del empleo y el crecimiento económico, necesita ser vista bajo una nueva luz. Nadie invierte si no hay demanda para sus productos, y las zonas de bajo nivel económico enfrentan desafíos adicionales. Elevar el ingreso familiar. Los programas sociales no solo alivian la pobreza y apoyan las zonas vulnerables, sino que también fomentan la demanda, creando oportunidades para negocios y mejorando los ingresos familiares, especialmente en áreas impactadas por el Tren Maya.

La economía de Yucatán está impulsada por sectores como el comercio y los servicios, la agricultura, la ganadería y la industria. Sin embargo, es crucial hacer una distinción adicional entre los tipos de empresas: pequeñas, medianas y grandes. Las pequeñas y medianas empresas, que representan más del 90% del total y concentran la mayor parte del empleo, enfrentan dificultades debido a que el 55% del PIB es informal. Estas empresas carecen de representación, financiamiento, tecnología e infraestructura adecuada para facturar electrónicamente o pagar impuestos, lo que limita su crecimiento.

Para abordar estos desafíos, proponemos tres estrategias clave:

1. Desarrollo de Infraestructura Bancaria y Fiscal: Crear una infraestructura bancaria y fiscal en el sur de Mérida y en el interior del estado permitirá que las pymes tomen créditos, puedan comunicarse vía internet y ofrezcan mejores condiciones de vida a sus empleados como integrarse al IMSS e Infonavit.

2. Desarrollar mercados para las pymes: es fundamental fortalecer los mercados para el sector agropecuario, que actualmente representa solo el 8% del PIB estatal, en comparación con el 60% del comercio y los servicios. Esto incluye facilitar el acceso de los productos agropecuarios al mercado turístico de Quintana Roo. Resolver los problemas de facturación, flete y financiamiento, que son obstáculos significativos para la venta de productos al sector hotelero, es esencial. Afortunadamente, ya existen herramientas y recursos disponibles para abordar estos desafíos y potenciar el crecimiento de las pymes en este sector.

En el área industrial es necesario incentivar la sustitución de importaciones sobre todo de materias primas para la industria con política pública específicas, existen mecánicas empresariales e instrumentos se implementaron con éxito en países de Asia que marcaron su descomunal crecimiento.

3. Promoción de la cultura asociación y consumo local: la más importante, transformar nuestros patrones de consumo, incentivando el uso de productos y servicios locales fortalecerá la economía regional. Fomentar la formación de bancos y financieras locales, y fortalecer las pymes del interior del estado con campañas de información masivas de beneficios del consumo local, protegerá el capital local frente a la competencia de empresas nacionales y extranjeras.

El mensaje de los ciudadanos yucatecos es claro: no solo necesitamos datos sobre PIB y empleo, sino una transformación económica que impulse a las pymes y facilite la formalización de miles de empresas, especialmente en el interior del estado y en el sector agroalimentario. Este es el momento de abrazar una nueva visión que promueva un crecimiento inclusivo y sostenible, beneficiando a todos los rincones de Yucatán.

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