De la Redacción
La Policía Federal es la dependencia que más ha “vacacionado en Quintana Roo” en los últimos años, particularmente en los municipios turísticos como la ciudad de Cancún, pues a pesar de los ostentosos despliegues que han hecho de personal, la inseguridad relacionada con delitos del orden federal en este polo vacacional, se han mantenido a la alza y su permanencia en esta entidad, solo ha significado altos costos económicos para el erario público.
En reiteradas ocasiones, Renato Sales Heredia, comisionado nacional de Seguridad, se ha comprometido con Quintana Roo para apoyar a las corporaciones locales a atender el problema de inseguridad que este 2018, ha rebasado cifras históricas con más de 450 personas ejecutadas tan solo en Cancún.
Hoy en día, desde zona hotelera hasta en las regiones, supermanzanas y fraccionamientos de nueva creación, se han multiplicado las áreas de riesgo donde los índices delictivos, se registran a cualquier hora del día bajo completa impunidad.
No obstante, la complicidad criminal de los cuerpos de seguridad se ha evidenciado, las autoridades federales han optado por mantener una opacidad total ante el incremento delictivo.
A principios del presente año, Sales Heredia anunció con bombos y platillos el despliegue de más de 5 mil elementos a diversos destinos turísticos del país, principalmente, los que tenían problemas de inseguridad como es el caso de Cancún.
Y en efecto, al destino llegaron miles de uniformados con la idea de atender el problema de la inseguridad, pero en realidad, dichos elementos que su estadía les cuesta millones de pesos diarios al gobierno federal, solo han estado de “paseo” por Cancún; al poco tiempo la mayoría se fue y algunos se quedaron para reforzar al personal de la base de Quintana Roo, en manos de Juan Manuel Ayala Guarro, coordinador estatal, que solo está de adorno en la dependencia.
A lo largo de la presente administración federal, el despliegue de elementos de las Fuerzas Especiales de la Policía Federal a Quintana Roo, generó un grosero gasto para el erario público en alimentación y hospedaje, cuando una mínima parte de ese dinero, bien pudo invertirse para rescatar la construcción que se encuentra en las cercanías de Leona Vicario que desde hace dos sexenios está convertida en un verdadero elefante blanco y que ha sido objeto de múltiples saqueos de todo el equipamiento que ya tenía instalado.
Se trata de una millonaria inversión que fue tirada a la basura porque tampoco se destino vigilancia alguna a la zona y esto, permitió que poco a poco todo el conjunto de los edificios comenzaran a ser saqueados y esto, se refleja por la decadencia y el olvido en que están dichas instalaciones.