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Quintana Roo

El manglar frena el calentamiento global

Por Karina Carrión

 

COZUMEL, 27 de octubre.- La presencia del manglar en las costas de Cozumel, es uno de los principales recursos naturales más importantes para frenar el calentamiento global, además de la existente interconexión que se tiene entre este, el manto freático y los arrecifes; por ello, la importancia de cuidar y preservarlo a través del blindaje a más desarrollos hoteleros no sustentables en la localidad.

Uno de los humedales más reconocidos son los manglares, toda vez que estos son humedales costeros que por sus características de inundación, salinidad y los flujos de nutrientes, forman parte esencial del ciclo del agua; es decir, que se mantienen en una interconexión con el manto freático y por ende, con los arrecifes coralinos.

Así ha coincidido Guadalupe Álvarez Chulim, presidenta del grupo ambiental Cielo, Tierra y Mar (Citymar) y Brenda Hernández Hernández, titular de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) de Cozumel, quienes refirieron la importancia del manglar en la localidad, reconociendo la recuperación que ha tenido este después del paso del huracán “Wilma” (2005).

El ecosistema sufrió una afectación devastadora, por lo que se ha dejado saber la importancia de que las nuevas generaciones y los recién llegados a Cozumel, comprendan que las lagunas costeras son captadoras del vital líquido que nutre los mantos freáticos que utiliza la población. Además son aprovechadas para el turismo, ya que constituyen un punto estratégico para diversas actividades recreativas y una alternativa para abastecer de agua a los lugares que se desarrollan como destinos turísticos de alojamiento o de alimentación, por ello, la interconexión que existe entre los manglares y los arrecifes a través del manto freático.

Como parte de la mejoría, al menos en lo visible, el mangle ha logrado una recuperación natural en el área norte dentro de la Laguna Paso Balen; Río de la Plata,  incluso en la Laguna Ciega, no así en otra zona de la punta norte conocida como “Montecristo”, donde si bien, ha existido una mejoría y ha sido demasiado lenta por la intromisión de la mano del hombre en esa área, consideró Álvarez Chulim.

En el caso de la zona sur, la ambientalista dijo que existe una recuperación en la Laguna de Colombia, ubicada dentro del parque de Punta Sur, reconociendo que ha sido benéfico el programa de reforestación que ha implementado un organismo en esa zona; sin embargo, consideró que la mejoría del mangle ha sido porque así lo ha permitido la naturaleza en su ciclo natural, porque así se ha visto en la zona norte en la última década donde a diferencia de la zona sur “no se ha metido mucha mano en la reforestación. La intervención de la mano del hombre debiera de ser más enfocada a retirar el mangle muerto en lugar de arrancar y sembrar en otra zona porque es ahí donde se rompe el ciclo natural de la flora en la localidad”, consideró.

La isla de Cozumel cuenta con más de 3 mil hectáreas de bosque de manglar distribuido en toda la costa,  el cual está compuesto por cuatro especies: mangle rojo o colorado –Rhizophora mangle -; mangle negro –Avicennia germinans -, mangle blanco –Laguncularia racemosa-, y mangle botoncillo o falso – Conocarpus erectus -, que de manera conjunta proporciona importantes servicios ecosistémicos como la protección costera ante fenómenos como nortes, huracanes, tormentas, entre otros.

Investigaciones y estudios detallan que su capacidad de filtración de nutrientes permite el mantenimiento de la calidad del agua, además de que son refugio para muchas especies de importancia pesquera y turística. También evitan la erosión de las playas y funcionan como almacén de carbono, disminuyendo así los efectos del cambio climático, lo que compartieron las entrevistadas.

Como se ha especificado,  los manglares son ecosistemas esenciales en el desarrollo y funcionamiento de la zona costera, además de que están constituidos por un tipo de vegetación adaptada en morfología y fisiología a condiciones de salinidad e inundación; las especies presentes en el ANP son las cuatro ya mencionadas, pero todas ellas en categoría de amenazada de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-059- Semarnat-2010, Protección ambiental especies nativas de México de flora y fauna silvestres-Categorías de riesgo y especificaciones para su inclusión, exclusión o cambio-Lista de especies en riesgo.

El área donde se registra la mayor cobertura de manglar en el Área de Protección de Flora y Fauna es la zona Punta Norte, con una superficie de tres mil 056.62 hectáreas, área donde se incluyen las lagunas referidas en los primeros párrafos.

Una característica primordial en el funcionamiento de los manglares es el hidro-periodo (tiempo, frecuencia y nivel de inundación), el cual determina su crecimiento, reproducción y desarrollo. Estudios refieren que la estructura, el tipo y la condición de los manglares del Área de Protección de Flora y Fauna responden de forma específica a las condiciones hidrológicas (principalmente del hidro- periodo y salinidad intersticial), los sedimentos (principalmente nutrientes en específico el norte), los efectos de los huracanes y las variaciones de la precipitación.

En el Área de Protección de Flora y Fauna la porción norte y la franja costera oriental, terrestres y marinas de la isla de Cozumel este tipo de vegetación es sumamente importante para la conservación del mapache de Cozumel o mapache enano (Procyon pygmaeus ) especie en peligro de extinción de conformidad con la Norma Oficial Mexicana NOM-059-Semarnat-2010. Diversos estudios han encontrado que en esos sitios la población de esta especie, aunque pequeña, es estable y existen evidencias de reproducción. Por ello, dichos humedales sirven de refugio para diversas especies de aves, tanto residentes como migratorias como se pudo observar durante la realización de este trabajo.

Es de resaltar que durante algunos años, se realizaron algunos desarrollos que causaron la devastación del mangle en ciertas zonas costeras y cercanas a la zona federal, lo que genera un factor de afectación al hacer más vulnerables los impactos de los fenómenos hidrometeorológicos.

 

 

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