Por Yolanda Gutiérrez
Decenas de familias visitaron los cementerios de Isla Mujeres el sábado, día de los Fieles Difuntos, a fin de acompañar a los parientes cuyos restos reposan bajo las frías losas.
El 2 de noviembre se registró una buena afluencia de familias en los panteones de la ínsula donde, como cada año, los isleños se dieron cita con objeto de acompañar a sus seres queridos, rezar ante el lugar donde reposan sus restos, adornar las bóvedas con flores y depositar ofrendas en forma de alimentos y bebidas.
No faltaron quienes, al no haber tenido tiempo a lo largo de la semana, bien por cuestiones de trabajo o por no vivir actualmente en la ínsula, ocuparon una buena parte de la mañana en adecentar la tumba de su pariente, dar una mano de pintura, realizar algún pequeño trabajo de albañilería o despejar de maleza los alrededores del espacio bajo el que reposa su familiar.
Se implementó un dispositivo policial tanto en las inmediaciones de los cementerios como en el interior, a fin de garantizar que la jornada se desenvolviese en orden.
Y aunque los cementerios permanecieron abiertos toda la madrugada del sábado 2 de noviembre, fueron escasos los deudos que llegaron durante las horas nocturnas para encender una veladora a sus difuntos y acompañarles en la oscuridad de la noche.
Tras llevar a cabo un recorrido por los cementerios de la colonia La Gloria y el centro, se pudo constatar que a primeras horas de la mañana la afluencia no era tanta como se esperaba y básicamente los deudos que llegaban era para limpiar, pintar o retirar malas hierbas, pero conforme avanzaban las horas era mucha más la gente que llegaba a conmemorar a sus parientes que se adelantaron.
En el panteón del centro se ofreció la misa de difuntos a las 3:00 de la tarde, con la participación de alrededor de 200 personas que atiborraron la pequeña capilla, hasta el punto que muchos tuvieron que escuchar las palabras del párroco desde afuera, al no caber un solo alfiler en el interior del recinto.
Y aunque trabajadores del Ayuntamiento se abocaron desde días antes a realizar labores de barrido y retiro de maleza, hubo visitantes, sobre todo en el cementerio del primer cuadro, que tuvieron que quitar por ellos mismos el exceso de malas hierbas e inclusive se apreciaron montones de escombros en varios puntos, especialmente hacia el fondo, donde una tumba olvidada por los vivos había sido utilizada como receptáculo de piedras y maderas, con total falta de respeto a los restos de sus ocupantes.