Por Yolanda Gutiérrez
A un costado de playa Delfines duerme el sueño de los justos el hotel El Pueblito, que dejó de operar tras el paso del huracán “Wilma” a causa de los severos daños ocasionados por el meteoro; desde el año 2006 quedó en estado de abandono, aunque todo parece indicar que se aplicará una inversión para su rehabilitación, en virtud que hace meses fue cercado para evitar el paso de extraños y en la malla ciclónica se exhibe una manta que anuncia obras a cargo de la CROC.
No obstante, los trabajos no tienen para cuándo comenzar y los únicos seres vivos que se aprecian son los guardias de seguridad privada que vigilan las 24 horas para evitar la presencia de extraños.
Desde el bulevar Kukulcán se aprecian, pese a los esfuerzos por ocultarlo con lonas impresas, enormes grafitis que “adornan” las deterioradas fachadas, con la consiguiente mala imagen.
Durante años fue nido de malvivientes y parejas que acudían en las noches para desahogarse, además de vendedores ambulantes, que utilizaban las instalaciones del inmueble abandonado como acceso a las playas concesionadas a los hoteles e inclusive pernoctaban en su interior.
En sus momentos de gloria, el Pueblito, hotel de cuatro estrellas que trabajaba con el concepto de todo incluido, contaba con un amplio jardín que hoy por hoy no es más que un espacio árido; cinco albercas y un tobogán gigante estaban a disposición y disfrute de los huéspedes, además de otra alberca para niños.
En total son 350 habitaciones y alrededor de 40 suites las que permanecen olvidadas, sin el menor mantenimiento, lo que hace que el centro de hospedaje refleje un aspecto triste y abandonado.
Incluso pueden apreciarse aún los restos de lo que fuera la capilla del hotel, testigo de bodas tanto civiles como religiosas de parejas, generalmente extranjeras, que buscaban un lugar original para contraer nupcias.
Réplica de la parroquia de Dolores Hidalgo, Guanajuato, se informaba a los huéspedes interesados que la original fue lugar de reunión y partida al movimiento de independencia proclamado por Miguel Hidalgo y Costilla.
Muy lejos quedaron esos momentos, esas pequeñas lecciones de historia que tanto gustaban a los visitantes que se hospedaban en el Pueblito, hoy en completo estado de abandono, sin movimiento alguno que haga pensar en su pronta remodelación o demolición, según tenga planeado quien supuestamente lo adquirió.