* Por otra parte, los negocios establecidos hacen acuerdos con las navieras de Cancún para que los turistas sólo les compren a ellos, y de paso desacreditar a los demás vendedores, diciendo que sus artesanías y alhajas son de mala calidad
Por Yolanda Gutiérrez
ISLA MUJERES, 12 de febrero.- Por los suelos están las ventas de los comerciantes de artesanías en la zona centro, y más concretamente los ubicados en las avenidas Hidalgo y Rueda Medina, quienes vieron pasar la jornada prácticamente en blanco a causa de las fuertes precipitaciones registradas durante el martes.
Aunque amaneció un día lluvioso, muchos comerciantes se levantaron temprano para alistar sus pequeños negocios y estar preparados a la hora que el turismo empieza a salir de sus hoteles o, en el caso de los visitantes de pasadía, camina la distancia desde las instalaciones portuarias hasta el área comercial.
Sus esperanzas se vieron frustradas con las fuertes precipitaciones registradas a lo largo de la mañana, que sólo dejaron pequeños respiros de apenas unos minutos, insuficientes como para que los turistas se decidiesen a recorrer los negocios de artesanías.
Para colmo, los comerciantes establecidos sobre la avenida Hidalgo y aledañas, que manejan giros de joyería y artesanías, se enfrentan a la competencia desleal de algunos establecimientos que mantienen acuerdos con navieras de Cancún para inducir al turismo a entrar en el negocio y, de paso, desacreditar a los demás microempresarios del ramo.
Según explican los quejosos, estos negocios incurren en competencia desleal al acaparar todo el turismo que arriba a Isla Mujeres a través de los catamaranes de las navieras que zarpa desde la zona hotelera de Cancún; los pasajeros son inducidos a comprar exclusivamente en sus negocios, con el argumento de que en los comercios del centro y de la playa se venden artesanías y alhajas de mala calidad.
“Como está el mal tiempo y hay restricciones a la navegación, no llegaron todos los catamaranes, pero tampoco entraron muchos turistas en los barcos de ruta, desanimados por las lluvias, el turista viene mayormente a la playa o a rentar un carro de golf y el día no está para ninguna de las dos cosas”, expresó un comerciante de la avenida Hidalgo.
Johnny López, empleado en otro negocio de artesanías, mencionó que los días de lluvia son nefastos para el giro, pues lo último que se le ocurre a un turista es salir de compras cuando llueve.
“A veces empieza a llover fuerte, los turistas que están más cerca entran a guarecerse y ya que están ahí, se ponen a mirar cosas y compran algo, pero por lo general cuando hay mal tiempo no se vende nada, de hecho incluso mi patrón me dice que cierre la tienda, si sigue lloviendo en la tarde, porque no tiene caso”.