De la Redacción
Lo esencial que es la seguridad, es lo que menos han podido brindar las autoridades al sector comercial de la ciudad de Cancún, que cada día sufre en carne propia asaltos e incluso ataques por negarse al pago del derecho de piso.
Desde barberías, ferreterías, consultorios médicos, pollerías y un sinfín de negocios, diariamente son víctimas de la inseguridad que se registra en la ciudad desde hace varios años, pero que en los últimos meses, se ha incrementado de manera alarmante por la impunidad con la que se mueven los grupos delictivos.
A pesar de que se aprecia un constante despliegue de cuerpos de seguridad de los tres órdenes de gobierno en distintos puntos de la ciudad, lo que se ha evidenciado es una completa falta de estrategia para atender la problemática que se registra con la inseguridad que ya es más que preocupante.
Y los dueños de diversos negocios lo han padecido constantemente, tanto en el centro como en cualquier punto del municipio, pues los grupos delictivos han encontrado los espacios suficientes para movilizarse libremente, hacer de las suyas sin que sean detenidos por las autoridades.
Muchos negocios han tenido que “bajar” sus cortinas de manera definitiva, debido a la falta de garantías en materia de seguridad por parte de las autoridades, que además, es parte de su obligación.
Catedrático de la UNAM pide apoyo para localizar a su hija y nieto desaparecidos en Cancún
Por otro lado, en su cuenta de Facebook, el profesor de la Carrera de Relaciones Internacionales en la FES Aragón, UNAM, Juan José Nava Flores, solicita apoyo en la búsqueda de su hija Ruth Nava Paniagua y su nieto Yeraldo Misha Nava Nava, desaparecidos en Cancún, desde el pasado 12 de febrero de 2019.
En la narrativa, expone: “Mis familiares llegaron a Cancún, el pasado 15 de enero, con el ofrecimiento de hospedaje de un familiar del papá de mi nieto, quién les había ofrecido su casa en tanto se lograra colocar mi hija en un trabajo, ya sea de enfermera general, que es su profesión, o bien, en alguna actividad hotelera. Sin embargo, a los siete días, la persona que los hospedaba les pidió la casa y mi hija tuvo que rentar lo primero que encontró, agotando sus escasos recursos, al comprar muebles elementales para vivir junto con mi nieto”.
La última conversación que tuve con ella fue el 12 de febrero y cuando le insistí en que me diera su dirección para ir a verla, se cortó la llamada y no volví a tener más comunicación con ella. Asimismo, su Facebook había quedado conectado y su laptop enchufada, como a la fecha permanece.
Por lo cual, inicié las alertas ALBA para ambos casos, en la Fiscalía Especializada de Personas Desaparecidas, Secuestradas y con Desaparición Forzada. El 12 de marzo, recibí una llamada de mi hija, en la que gritaba sollozando que la dejáramos en paz, que no volviéramos a buscarla; percibí que su comportamiento era extraño y obedecía a que se encontraba bajo coacción.
Informé de la llamada a mi ex esposa, Cecilia Paniagua Calzada, por lo que ella decidió dar por terminada la búsqueda de nuestros familiares, situación a la que me opuse, pero que progresó tan sólo por esa llamada, a pesar de hacer hincapié en que el comportamiento de nuestra hija era totalmente atípico y no se cubría ninguna formalidad legal, incluso foto o videollamada que sirvieran como prueba de vida y de que ambos familiares no presentaban rasgos de tortura. Dicha cancelación se vio complementada por la confirmación del licenciado Andrés González, director general de Atención a Víctimas del Secuestro y Desaparición Forzada de Personas, por parte del Gobierno del Estado de México, quien por escrito me confirmó que mi hija Ruth había comparecido ante el Ministerio Público de Cancún, a declarar que se encontraba en perfecto estado junto con su hijo y que era su deseo no ser molestada por nadie, para lo cual, impidió hacer pública su información.
Acudí a la Ciudad de Cancún, donde me encontré que dicha acta de comparecencia no existía, ni siquiera la alerta por mi nieto Misha. Ante esta situación solicité al licenciado González que me confirmara qué ocurría y contestó no saber qué había pasado, luego ya no me respondió.
Ha sido un verdadero calvario gestionar en la Ciudad de Cancún, ya que, al no existir un oficio de colaboración, solicitado por el Gobierno del Estado de México al gobierno municipal de Benito Juárez, Cancún, mis gestiones para la elaboración de una alerta AMBER, por mi nieto, y de una alerta ALBA, para mi hija, ha sido impedida a pesar de las declaraciones que he dado y de las pruebas que he aportado no me ha sido proporcionada ni siquiera una copia de los registros de mis gestiones.
Esta es la razón por la que humanitariamente pido su ayuda para compartir la información y que sirva para presionar a las autoridades del Estado de México, a fin de que se emita lo más pronto posible el edicto dirigido a las autoridades del municipio de Benito Juárez, así como a las autoridades del Estado de Quintana Roo para que se realicen las investigaciones correspondientes para dar con el paradero de mi hija y nieto.
Espero tocar las fibras de su corazón y me ayuden a difundir mi caso, un segundo puede ser la diferencia para encontrarlos.