Por Salvador Canto
PUERTO MORELOS, 27 de marzo.- En medio de la preocupación, los esfuerzos de investigadores tanto del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM con sede en Puerto Morelos, así como de personal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), se atiende el tema del síndrome blanco que ha provocado una mortandad considerable de corales dentro de la Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM).
Mediante constantes avisos en redes sociales, los investigadores e instituciones que trabajan para identificar el origen de esta enfermedad, invitan de manera constante a la comunidad náutica y turística a apoyar las medidas preventivas en contra de la propagación de dicho síndrome blanco.
Para ello piden no tocar las lesiones, no provocar suspensión de sedimento al patalear durante el buceo o snorkel, no visitar los lugares afectados; y para no volverse agentes de propagación también se recomienda no llegar a lugares no afectados después de visitar los que sí lo están.
Asimismo, enjuagar los equipos de snorkel y buceo en agua con 5-10% de cloro, no usar bloqueadores solares entre otras medidas como una manera de buscar alternativas para tratar de contrarrestar la enfermedad.
De acuerdo con investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM, adscrita a la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales (UASA) de Puerto Morelos, el problema es más grave de lo que aparenta.
Y es que, se estableció que a principios de verano, investigadores y grupos de monitores del arrecife de Quintana Roo empezaron a notar señales muy preocupantes: numerosos corales se estaban enfermando y muriendo muy rápidamente. La característica de este brote es que afecta a muchas especies y masivamente a las meandroides (como los corales cerebros).
Los corales afectados muestran lesiones que avanzan radialmente en el borde y de las cuales se puede desprender el tejido o simplemente ser consumido (depende de la especie y del estado de avance), dejando al desnudo su esqueleto. No se debe confundir con el blanqueamiento donde el coral pierde su microalga simbiótica, la cual le confiere normalmente su color, debido a condiciones de altas temperaturas y por lo cual su tejido se vuelve transparente pero puede seguir vivo.
Al reportar y compartir sus observaciones con la comunidad científica internacional, se empezaron a confirmar las temidas sospechas: la nueva enfermedad letal observada primero en Florida, había llegado a nuestras costas.
En efecto, biólogos y científicos de Florida empezaron a reportar una enfermedad “nueva” a finales del 2014 en el condado de Miami. Desde entonces, la enfermedad se ha propagado rápidamente a lo largo de la costa de Florida impactando duramente los arrecifes de la región a punto de que se emitieran alertas oficiales desde el Departamento de Medio Ambiente.
En Puerto Morelos, esta epizootia (epidemia) se ha vuelto importante a partir de este año y no se sabe si realmente es resultado de una propagación y/o de un estrés ambiental severo, como el que podría provocar la marea marrón del sargazo en descomposición. El efecto en especies y sitios en el tiempo parece ser muy variable, pero es indudablemente un impacto mayor a los observados comúnmente.
Desafortunadamente, el agente de la enfermedad aún no ha sido identificado. Científicos de clase mundial están estudiando muestras de tejido para tratar de identificar patógenos potenciales. En general, factores múltiples contribuyen a las enfermedades de coral y las causas definitivas de este brote siguen siendo desconocidas, sin embargo, se considera que el deterioro de la calidad de las aguas es un factor muy importante. La identificación de las causas y fuentes de las enfermedades de coral es un problema mundial y un tema de estudio global.
Cabe recordar que los arrecifes de Quintana Roo forman parte de la segunda barrera de coral más importante del mundo: el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), que se extiende a lo largo de alrededor de 1,000 kilómetros y brinda numerosos beneficios a la zona. Además de representar un atractivo turístico que genera millones de dólares en nuestra región, los corales protegen la costa de los fuertes oleajes de tormentas y huracanes y son el hogar de numerosas especies de interés comercial. Los arrecifes son la base de las actividades económicas y sociales de Quintana Roo.
Debido a esta gran importancia económica y ecológica del SAM, representantes del gobierno, universidades y organizaciones de la sociedad civil están trabajando activamente en colaboración para monitorear el avance de la epidemia, tomar medidas de manejo y probar experimentos que puedan limitar la propagación de la enfermedad.
En Puerto Morelos, la Conanp, Healthy Reefs for Healthy People, el CRIAP y la UNAM unieron esfuerzos para realizar unas pruebas de tratamiento de colonias afectadas. Los métodos de tratamiento fueron compartidos por investigadores de Florida, donde están obteniendo resultados alentadores. Si bien estas acciones no son una solución final al problema de la enfermedad pueden limitar su avance y permitir que sobrevivan colonias amenazadas. Las colonias tratadas serán monitoreadas regularmente para analizar la eficiencia de dicho tratamiento.