De la Redacción
PLAYA DEL CARMEN, SOLIDARIDAD, 21 de abril.- Ante la probable complicidad de las autoridades municipales, el problema del ambulantaje no solo se ha salido de control en el primer cuadro de la ciudad sino ahora las playas están inundadas desde vendedores de churros hasta supuestos sordomudos ofertando pulseras, dejando una pésima imagen para el destino vacacional de clase mundial.
La falta de regulación por parte del departamento de Fiscalización Municipal y la propia coordinación de la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat) provoca, al igual que en la Quinta Avenida, una anarquía total con los vendedores ambulantes que los han dejado crecer.
Los empresario de la zona de playa reclamaron la falta de capacidad de atención de las autoridades municipales, cuyos vendedores informales empezaron primero con las famosas “chiapanecas” con productos elaborados a “mano”, le siguieron la venta de churros, de sombreros, kibis; ahora, pueden encontrar micheladas preparadas y hasta personas con supuesta discapacidad ofertando chácharas.
En ese sentido, los quejosos lamentaron que nos estemos siguiendo el mismo camino que el decadente destino turístico de Acapulco, donde el comercio informal no tiene un control en la zona de playas, “solo un ciego o un gobierno que no quiere ver se da cuenta que hay un desorden y pésima imagen del destino con tantos ambulantes recorriendo los arenales”, insistieron.
Asimismo, hicieron un llamado a todos los empresarios para levantar la voz y ser escuchados por la autoridad municipal a fin de que tomen cartas en el asunto, precisando que no están en contra del trabajo honrado, pero si en el desorden de los ambulantes, la zona turística y de playas debe estar libre de éstos, que en lugar de proyectar una imagen caribeña propia del destino de clase mundial, en su lugar lo es de un verdadero tianguis.
Finalmente, aclararon que ninguna autoridad les da una explicación lógica sobre el crecimiento del comercio informal, sólo obtienen como respuesta que son permisos otorgados desde administraciones pasadas y que nada pueden hacer, sin embargo, jamás en la historia de Playa del Carmen, los ambulantes estuvieron fuera de control.