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Quintana Roo

Por Miguel Améndola

 

TULUM, 21 de abril.- En conmemoración a la resurrección de Jesucristo, al tercer día después de haber sido crucificado, cientos de peregrinos de Tulum acudieron a la celebración la misa del “Domingo de Pascua” en la iglesia “Nuestra Señora de Guadalupe”.

En misas celebradas a las 10 a.m. y 8 p.m. en la iglesia “Nuestra Señora de Guadalupe” y una intermedia a las 12 p.m. en la capilla del “Divino Niño” de la colonia Tumbenká, los devotos católicos acudieron de forma masiva en las que se vio una importante presencia de turistas extranjeros, quienes presenciaron tradicionalmente este acto religioso pese a estar lejanos a sus ciudades de residencia.

De esa manera, para celebrar el milagro de la resurrección de Cristo, el padre Francisco Domínguez Gonzáles ofició una misa cristiana situando en el Santo Sepulcro de los últimos episodios de la Pasión de Cristo, su crucifixión, su muerte y su resurrección en la mañana de Pascua, tal como se relata en el Nuevo Testamento de la Biblia.

Asimismo, pidió a los presentes, durante el también llamado Domingo de Gloria, cumplir la promesa de un hogar eterno en el cielo recibiendo a Jesús como nuestro Salvador.

Además, expresó que la resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles y con el Domingo de Pascua estamos celebrando también nuestra propia liberación, celebramos por igual la derrota del pecado y de la muerte.

De esta manera, el padre Francisco Domínguez Gonzáles sostuvo que se dio por finalizada la celebración de la Semana Santa por la pasión, muerte y resurrección de Cristo que murió y resucitó por nosotros para salvar nuestras almas y librarnos de todos nuestros pecados.

Para finalizar, se efectuó un acto de bautismo colectivo, primer sacramento del cristianismo para librarnos de nuestros pecados personales y las penas temporales que merezca por ellos; para la unión con Cristo dada por el carácter sacramental; para el don del Espíritu Santo, el ser hijo adoptivo de Dios Padre y el integrarlo como miembro de la Iglesia.

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